Llamada de la Santa Sede a sostener a los cristianos de Tierra Santa

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El largo conflicto palestino-israelí ha impulsado la emigración de muchos palestinos cristianos, lo que hace temer por la presencia cristiana en Tierra Santa. Por eso, el Card. Ignace Moussad Daoud, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, realizó el pasado 31 de marzo un llamamiento a los obispos de todo el mundo para que la Iglesia entera apoye a esas comunidades cristianas, actualmente -dijo- en «situación de aislamiento y abandono». La petición de ayuda reclama una especial generosidad de los católicos el próximo Viernes Santo, día tradicionalmente dedicado a la oración y a la colecta en favor de la comunidad cristiana de la región y el sostenimiento de los Santos Lugares.

Desde hace varias décadas, la población cristiana de Israel y Palestina no ha dejado de descender a causa del éxodo motivado por el conflicto. En los últimos diez años han emigrado de Jerusalén el 93% de las familias cristianas.

Según el Card. Daoud, «la dramática situación actual impone un esfuerzo especial, también en términos materiales». La crisis económica y social generada por el conflicto hace que los cristianos necesiten ayuda exterior para poder mantener o crear infraestructuras vitales. El rector del seminario del Patriarcado Latino de Jerusalén, P. Marun Lahham, afirma que «las escuelas constituyen en estos momentos una auténtica emergencia», pues sin ellas, los jóvenes difícilmente pueden aspirar a una profesión que les asegure el futuro en su tierra.

No es la primera vez que la Iglesia católica ha llamado la atención sobre las dificultades de los cristianos en Tierra Santa. El 13 de diciembre de 2001 Juan Pablo II convocó una jornada especial en el Vaticano para estudiar la situación y buscar soluciones (ver servicio 175/01). En esa ocasión se hizo un llamamiento para que los líderes espirituales del judaísmo y del islam colaboren con los dirigentes israelíes y palestinos en sus esfuerzos a favor de la justicia y la paz y contra la violencia.

Belén es un ejemplo señalado de los problemas que sufren los cristianos en Tierra Santa. La ciudad fue objeto de la atención mundial durante las cinco semanas (2 de abril a 10 de mayo de 2002) en que soldados israelíes mantuvieron sitiada la Basílica de la Natividad, donde se habían refugiado unos 200 militantes palestinos. Un año después, la situación no es mejor, según el P. Ibrahim Faltas, rector de la Basílica. Faltan medicinas y alimentos, así como viviendas, por las demoliciones realizadas por el ejército israelí. El 85% de la población de esta ciudad depende de los visitantes extranjeros; pero la violencia ha ahuyentado a turistas y peregrinos, de modo que el desempleo en Belén está en torno al 90%.

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