Lo prometido es deuda y hemos dedicado un capítulo especial al cónclave que comenzará el próximo día 7 de mayo. Hablamos con Clara Fontan, nuestra corresponsal en el Vaticano; Javier Martínez-Brocal, experto vaticanista, corresponsal del diario ABC y de la cadena de TV la Sexta, y colaborador de Aceprensa; Yago de la Cierva, profesor de Comunicación Institucional de la Iglesia y fundador de la agencia Rome Reports, y Juan Vicente Boo, corresponsal de ABC y otros medios durante los tres últimos pontificados.
¿Cuál es el clima en estos días de precónclave? ¿Y el clima informativo?
Clara Fontan: La verdad es que el paisaje que rodea al Vaticano, y el Vaticano mismo, ha mutado. Hace unos días veíamos sobre todo peregrinos en San Pedro que venían a despedir a Francisco. Ahora es en Santa María la Mayor donde vemos las colas infinitas para visitar la tumba del Papa argentino. Pero lo que se ve fundamentalmente es, de manera casi cómica, cardenales atravesando la plaza cuando salen de las congregaciones generales, perseguidos por periodistas que intentan robarles alguna declaración, cosa que seguirá acentuando en las próximas horas y días.
Algunos cardenales vienen de países nuevos. Hoy son 71 países representados, cuando en el último cónclave llegaban a poco más de 40, por lo que uno de los temas hoy es el desafío de que los cardenales se conozcan entre sí. Y se están conociendo en las congregaciones y se percibe un clima de tranquilidad, dentro de la lógica ansiedad, pero también de confianza.
Una palabra que está resonando mucho es la de continuidad con el pontificado de Francisco. Obviamente, quien venga no tendrá que ser una copia de Francisco, pero sí alguien –esto es algo que repiten varios cardenales– que tome la posta en el sentido de asumir los desafíos de los procesos que Francisco dejó abiertos y continuarlos, que es lo que se ha visto en los últimos pontificados.
Juan Vicente Boo: Creo que el clima del precónclave es muy sereno.
Para los 108 cardenales que nombró el Papa Francisco es muy emotivo, y todos coinciden en que es un cónclave muy universal, el más universal de la historia, con representantes de 71 países, muchos de ellos en situaciones difíciles, y están prestando mucha atención a los análisis que se hacen en las congregaciones generales de cardenales sobre la situación del mundo, que es inquietante en algunos aspectos, y sobre la situación de la Iglesia: cuáles son las prioridades, cuáles son los problemas que debe acometer prioritariamente el próximo Papa.
Yo diría que la gran mayoría de los cardenales viven ajenos a los debates europeos sobre política o sobre asuntos un poco autorreferenciales. La mayoría de estos cardenales electores se orientan por los dos manuales de Francisco, que eran el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles, y están buscando una persona que asuma las tareas que se han ido exponiendo hasta ahora, y que tenga un perfil propio de esos dos manuales.
En cuanto a la información, los medios que tienen un corresponsal permanente en Roma, en el Vaticano, están informando muy bien, y también los medios de información religiosa, que se han ido preparando para este momento. En cuanto a enviados especiales de medios generalistas, hay algunos que han hecho los deberes y otros, en cambio, viven a remolque de prensa italiana, haciendo refritos de asuntos muy secundarios como, por ejemplo, a qué restaurantes están yendo los cardenales y cuál ha sido su menú. Luego hay otro terreno que es el de los influencers. Algunos son serios y vale la pena seguirlos. Otros simplemente hacen lo que se llama parasitismo publicitario, es decir, ponerse en un lugar emblemático y hacerse vídeos en la Plaza de San Pedro. Si es para dar información de color, no hay problema ninguno. Si es para dar análisis de lo que está sucediendo, yo aconsejaría cautela.
Yago de la Cierva: Desde el punto de vista informativo, veo este cónclave con mucha curiosidad porque tiene algunas características propias. En primer lugar, hay muchos cardenales que no se conocen o no se conocían de verdad. El Papa Francisco eligió muchos cardenales en los últimos años y no hubo mucha oportunidad de que se conocieran.
Un segundo aspecto es que, por las características del tipo de liderazgo del Papa Francisco, que no toleraba la discrepancia, creo que ha habido muchos cardenales que, en los últimos años del pontificado, no han manifestado claramente lo que ellos pensaban realmente. Cosa que entiendo: por un lado, porque las manifestaciones de disenso, no de disenso doctrinal, sino de disenso disciplinario, eran muy radicales. Y, por otro, entiendo que un cardenal que no esté de acuerdo con lo que está haciendo el Papa o la Curia no quiera crear división y, por lo tanto, se calla.
Por lo tanto, se llega a un cónclave en que los cardenales no se conocen entre sí y los fieles y, en general, la opinión pública tampoco conoce lo que piensan los cardenales. Por eso entiendo muy bien que los cardenales hayan decidido alargar el tiempo previo para las congregaciones generales, porque necesitaban conocerse, necesitaban escucharse. Y me parece que eso es muy bueno.
Y lo mismo que les ha pasado a ellos, con mayor grado aún, le ha pasado a los periodistas que no conocían exactamente quién era quién, qué era importante, qué pensaban sobre lo que debería hacer el siguiente papa, etc.
Por otra parte, en cualquier evento o suceso siempre hay gente que se autoconsidera fuente informativa, y lo que pasa en los cónclaves es bastante divertido, porque, los que saben, no hablan, y los que hablan, normalmente no saben. Pero no hay modo de saber si saben o no saben.
La narrativa alrededor del cónclave sigue hablando de bandos, ¿cómo entender estas corrientes?
Javier Martínez-Brocal: Es muy importante tener en cuenta que es simplista reducir el debate entre los cardenales a cardenales liberales, cardenales reformistas, cardenales conservadores, cardenales tradicionalistas. Es más correcto intentar dividir el colegio de cardenales entre los que quieren o los que ven necesario estabilizar la reforma que ha lanzado el Papa Francisco, que ha puesto a la Iglesia católica a mucha velocidad, y los que prefieren que evolucione esa reforma, una especie de reforma 2.0.
Yo creo que no se pone en duda la continuidad con la herencia de Francisco: esto lo explicaba muy bien Benedicto XVI, que siempre hablaba de la hermenéutica de la continuidad como la clave esencial para entender cómo marcha la Iglesia católica, pero al mismo tiempo, hay un sector que lo que quiere es estructurarla, darle un poco de orden, y otro que ve más necesario que haya una evolución. Entonces, el debate está entre ellos dos.
Cuando he hablado con los cardenales, lo que me cuentan es que efectivamente hay diversidad de opiniones pero no hay oposición entre opiniones. Es un poco lo que explicaba el Papa Francisco de las oposiciones polares. Hay distintos modos de entender la iglesia y las necesidades de la iglesia, pero no es que los cardenales se estén tirando los tiestos unos a otros.
Es cierto que, durante el pontificado, a lo mejor ha habido pocos momentos para que los cardenales dieran su opinión sobre cómo estaban yendo las cosas, y ahora se destaca más lo que a algunos sectores les chirriaba. Pero estas diferencias están siendo explicadas con lealtad, con mucho respeto y de un modo constructivo.
Por otra parte, hay que entender que son 133 cardenales muy diferentes y es muy difícil dividirlos en corrientes. Creo que es muy importante tener en cuenta que hay un bloque muy grande de cardenales del sur global, de Asia, de África, de América Latina, que son cardenales a los que no les gusta el liderazgo desde los despachos, que están pensando más en un pastor, en un papa que sea un mensaje. Y yo creo que su voto va a ser decisivo para trazar el retrato robot del próximo papa. Aunque, cuando entren en la Capilla Sixtina, ahí puede pasar de todo.
De todas formas, cuando se sigue el proceso del cónclave desde un punto de vista solo político, se pierde un elemento que es fundamental para entender lo que los cardenales tienen en la cabeza, que es que ellos quieren el bien de la Iglesia y del mundo, y desde una perspectiva de la evangelización: es decir, para ayudar a las personas con el mensaje cristiano. No es que estén diciendo: a ver cómo puedo imponer mi visión de la Iglesia o a defender cuotas de poder, o a una persona que defienda sus intereses, sino la persona que, de alguna forma, encarne lo que ellos consideran que es la estrategia mejor para que llegue a más gente el mensaje de la Iglesia católica en los próximos años.
En cualquier caso, hay muchas perlas en el colegio de cardenales y probablemente nos va a dar mucha alegría lo que anuncie esa fumata blanca y la persona que salga por el balcón central de la Basílica de San Pedro.
¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en el cónclave?
Yago de la Cierva: Cuando se habla del papel del Espíritu Santo en la elección del papa, a mí, debo decir que me saca una sonrisa, porque el Espíritu Santo interviene en todo, pero si queremos saber el papel que cumple el Espíritu Santo en el cónclave, simplemente tenemos que mirarnos dentro de nuestro propio corazón y decir: ¿qué papel cumple el Espíritu Santo en mí? Y todos tenemos experiencia que el Espíritu Santo nos inspira cosas, y todos tenemos experiencia de que, a veces le hacemos caso, otras no le hacemos el más mínimo caso. Y además, como cuentan todos los libros de espiritualidad, el Espíritu Santo es un maestro que habla cuando le dejas hablar, y habla bajito, y si no quieres escucharle, casi no sientes nada.
¿Que el Espíritu Santo estará activo? Por supuesto. Es buenísimo ver a los cardenales que estos días están rezando. Yo estoy convencido de que todos los cardenales son hombres de fe y, por lo tanto, se dan cuenta que es un momento trascendental. Pero quien va a elegir al papa son los cardenales. El Espíritu Santo hará lo que pueda y habrá muchos que le escuchen y otros que no querrán escucharle porque tienen sus prejuicios o tienen sus intereses. Porque los cardenales son gente normal. Y, por lo tanto, ¿el Espíritu Santo estará? Sí. ¿Quién va a elegir al papa? Los cardenales, no el Espíritu Santo.
La fe católica está muy lejos de la magia. No podemos pensar que llega el Espíritu Santo y barre los pareceres, las experiencias, los deseos de cada uno. Pero creo que no estoy revelando un secreto, porque cada uno dentro de sí sabe perfectamente lo que puede y lo que le dejamos hacer al Espíritu Santo. Y además, si miramos a la Historia, tenemos papas fabulosos y tenemos papas que han sido un desastre. Y no le podemos echar la culpa al Espíritu Santo, que eligió a ese papa. Son los cardenales. Porque Dios siempre respeta la libertad de los hombres. También en el cónclave.
Puedes escuchar el podcast especial sobre el cónclave a continuación o haciendo clic aquí.