León XIV, un pastor cercano a Francisco, canonista y con experiencia de gobierno 

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León XIV, un pastor cercano a Francisco, canonista y con experiencia de gobierno 
El nuevo Papa León XIV, el estadounidense Robert Francis Prevost, saluda a los fieles desde el balcón de la basílica de S. Pedro (foto: Oliver Weiken/dpa vía Europa Press)

Para quien hubiera seguido estos días a vaticanistas de uno y otro lado, el nombre de Prevost no ha sido una sorpresa. Una vez que se desinflaron las posibilidades de Parolin y Tagle, los dos cardenales más nombrados en los medios como papables, empezó a sonar el nombre de este cardenal americano con raíces españolas, agustino y que actualmente era prefecto de obispos. Muy cercano a Francisco, de talante sereno, experiencia de gobierno y doctor en Derecho canónico puede representar la “continuidad con estructura” de la que tanto se ha hablado en las congregaciones generales.

Lo primero, unos cuantos datos biográficos. Robert Francis Prevost, nacido en Chicago en 1955, tiene ascendencia francesa, italiana y española. Es el más joven de tres hermanos. Sus padres, Louis Prevost y Mildred Martínez, eran asiduos de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en el extremo sur de la ciudad. Él fue superintendente de un distrito escolar de Chicago y más tarde, director de dos escuelas, Glenwood y Mount Carmel. Ella estudió Biblioteconomía en DePaul University, y dos años después de graduarse, obtuvo un máster en Educación; trabajó en tres bibliotecas y era muy activa en la parroquia.

Junto a la parroquia, había una escuela católica del mismo nombre, donde Robert cursó la enseñanza primaria. Un compañero de clase lo recuerda como buen estudiante y bromista: “Tenía verdaderamente un sentido del humor que muchos no notaban, porque no era muy extrovertido”.

En 1977, a los 22 años, ingresó en la orden de San Agustín, y cinco años después, en 1982, fue ordenado sacerdote. Se licenció en Matemáticas en Villanova University y en Teología en la Catholic Theological Union de Hyde Park. En aquella época dio clases de Matemáticas en una escuela secundaria. Más tarde estudió en Roma, en el Angelicum, y se doctoró en Derecho Canónico. 

Inició su labor sacerdotal en Perú, en la diócesis de Trujillo, donde alternó la formación de sacerdotes en el seminario con la atención pastoral, especialmente a personas desfavorecidas.

En 1999 volvió a Estados Unidos, donde fue prior de los agustinos hasta 2013: primero provincial, en Chicago, y luego general. En el año 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, en Perú, y en enero de 2023 sustituyó al canadiense Marc Ouellet como prefecto del Dicasterio para los Obispos. 

Estilo reservado y discreto

Del perfil de Prevost se ha destacado estos días, además de su estilo reservado y discreto (es uno de los cardenales que no ha concedido ninguna entrevista en el precónclave), su experiencia administrativa, diplomática y de gobierno, y su capacidad de escucha y de resolver conflictos. Son cualidades importantes para afrontar un pontificado que tiene como reto unificar y estructurar algunas de las reformas que inició el Papa Francisco. Ser doctor en Derecho Canónico es también un aspecto interesante ya que, una de las críticas que se le han hecho al Papa Francisco, es la de gobernar de una manera algo personalista. Finalmente, su experiencia como “elector de obispos” ha hecho que, en los últimos años, haya conocido de cerca la realidad de la iglesia en muchos países.

«En contra» de las posibilidades de Prevost, se señalaba el hecho de ser norteamericano, aunque también se destacaba que era «el menos norteamericano de los cardenales norteamericanos». A favor, que precisamente Prevost podría recuperar algunas de las donaciones estadounidenses y contribuir a sanear la maltrecha situación financiera del Vaticano, que ha sido uno de los temas que se ha abordado en las congregaciones generales.

También se ha destacado estos días lo que, para algunos, era la debilidad que le alejaba decididamente del papado: las acusaciones de no haber actuado con contundencia en un par de denuncias de abuso sexual. No hay ningún procedimiento formal contra él, pero sí críticas en los medios y dosieres que circulan criticando omisiones. 

Durante estos días, algunos periodistas veían precisamente en este circular de dosieres la prueba de que Prevost era mucho más “papable” que otros que copaban titulares.

En cuanto a sus posicionamiento en temas doctrinales controvertidos, el New York Times destaca que Prevost ha expresado opiniones menos acogedoras hacia las personas LGTBQ que Francisco y destacan que, en un discurso de 2012 a los obispos, lamentó que los medios de comunicación occidentales y la cultura popular fomentaran “la simpatía por creencias y prácticas que están en desacuerdo con el Evangelio”, citando, en concreto, el “estilo de vida homosexual” y las “familias alternativas compuestas por parejas del mismo sexo y sus hijos adoptados”.

Prevost ha tomado como nombre León XIV, conectando con León XIII, el autor de la Rerum novarum, la encíclica que inicia la doctrina social de la Iglesia contemporánea.  

El discurso de Francisco… y los ornamentos de Benedicto

De Prevost se dice que es un Francisco discreto, un continuista en el mensaje pero estructurado. Un hombre de confianza de Francisco pero que tendrá sus prioridades, y una de ellas, posiblemente, será la unidad de la iglesia. El lema episcopal de Prevost es In illo uno unum, una frase que san Agustín utiliza para explicar que “aunque los cristianos somos muchos, en el único Cristo somos uno”.

La primera imagen de Prevost en san Pedro resume bastante esta dicotomía. En un discurso claramente cristocéntrico, y además de pedir con insistencia la paz en el mundo, el nuevo Papa nombró varias veces a Francisco y utilizó su lenguaje para hablar de puentes, diálogo, la acogida a todos e incluso sinodalidad, pero salió a la ventana con las vestimentas que usó Benedicto XVI (y los pontífices anteriores). Un gesto que no deja de suponer una cierta ruptura con el estilo más sencillo de Francisco. Pero Prevost es también un hombre sencillo, y de hecho no tuvo empacho en mostrar su emoción e incluso sus lágrimas, pero mostró que esta sencillez no está reñida con llevar muceta o una sotana blanca. 

En un mundo de gestos, de apuestas por la modernidad y tiranía de lo audiovisual, un mundo que ha reducido muchas veces el papado de Francisco a unas cuantos eslóganes y un puñado de guiños, muchos han visto en la decisión de Prevost una señal de valentía y resistencia hacia esa mundanidad de la que hablaba Francisco… y también, y mucho, Benedicto.

Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta

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