Firma del acuerdo entre la Santa Sede y Brasil

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La Santa Sede y Brasil han suscrito un acuerdo que regula las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el país con el mayor número de católicos en el mundo. Al mismo tiempo el presidente Lula da Silva fue recibido en audiencia por Benedicto XVI.

La Santa Sede y Brasil han suscrito un acuerdo que regula las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el país con el mayor número de católicos en el mundo. Al mismo tiempo, el presidente Lula da Silva fue recibido en audiencia por Benedicto XVI.

El acuerdo se compone de un preámbulo y de veinte artículos. El arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las relaciones con los Estados, que firmó el acuerdo por parte de la Santa Sede, citó entre los elementos principales del texto “el reconocimiento de la personalidad jurídica de las instituciones previstas en el ordenamiento canónico; la enseñanza de la religión católica en las escuelas, igual que las demás confesiones religiosas; el reconocimiento de las sentencias eclesiásticas en materia matrimonial; la inserción de espacios dedicados al culto en los ordenamientos urbanos, y el reconocimiento de los títulos académicos eclesiásticos”.

No se trata de la concesión de privilegios, dijo Mamberti: “No hay ningún privilegio en el reconocimiento de una realidad social de tan gran relevancia histórica y actual como es la Iglesia católica en Brasil, sin que esto quite nada de cuanto se debe a los ciudadanos de otra fe religiosa y de distinta convicción ideológica”.

Por ejemplo, en el tema de la enseñanza de la religión, el texto garantiza la posibilidad de “una enseñanza religiosa católica y de otras confesiones religiosas” en las escuelas públicas. Por lo tanto, esta es una oportunidad tanto para los católicos como para los miembros de otras confesiones. La asignatura de religión será voluntaria.

El ejercicio de este derecho va a depender de la reglamentación de los estados. Corresponderá a estos acreditar a los profesores presentados por cada religión.

Los sacerdotes tendrán libertad para entrar en instituciones sanitarias, penitenciales y escolares, a fin de ofrecer su atención pastoral. Se garantiza también el secreto de oficio sacerdotal, especialmente en la confesión sacramental.

En el acuerdo se establece también que se prevea un espacio para el equipamiento religioso en las zonas de nueva población.

Hasta ahora la Iglesia se regía por un decreto provisional de 1890, que establecía la laicidad del Estado y reconocía la personalidad jurídica de las Iglesias. La vigente Constitución de 1988 asegura por una parte la laicidad del Estado, y por otra garantiza el libre ejercicio de las actividades de la Iglesia. A lo largo de los años se habían asentado una serie de prácticas, que con el nuevo acuerdo obtienen una seguridad jurídica.

Según el cardenal arzobispo de São Paulo, Mons. Odilo Scherer, el acuerdo va a facilitar las relaciones entre la Iglesia y el Estado, porque da carácter oficial a una serie de prácticas hasta ahora no reconocidas formalmente.

Brasil es el país con mayor número de católicos del mundo. Según el censo del 2000, se consideraban católicos el 73,7% de la población, es decir, 126 millones de personas.

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