El velo islámico también es polémico en Egipto

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La polémica sobre el velo islámico ha vuelto al debate político, pero esta vez no en Londres, en Amsterdam o en París, sino en El Cairo. Unas declaraciones del ministro de Cultura contra el uso del velo han irritado a muchos islamistas y han provocado un torrente de reacciones de los grupos políticos, algunos de los cuales piden su dimisión.

El ministro de Cultura, Faruk Hosni, se manifestó así en el diario «Al-Masri Al-Yom»: «Hemos vivido una época en que nuestras madres frecuentaban las universidades y los lugares de trabajo sin ir con velo. Hemos crecido en ese ambiente. ¿Por qué entonces esta vuelta atrás?» Actualmente en Egipto está en auge el islamismo político, y el 80% de las mujeres llevan velo, de uno u otro tipo.

El avance de los islamistas se manifestó en las pasadas elecciones con el éxito de los Hermanos Musulmanes que, a pesar de los fraudes del gobierno, consiguieron el control de una quinta parte del Parlamento y se convirtieron en la primera fuerza de la oposición. Sus candidatos se presentaron como independientes, ya que en Egipto están prohibidos los partidos políticos basados en la religión.

Faruk Hosni, que lleva 19 años en el gobierno, es conocido por su oposición a los islamistas, y más de una vez ha estado en el centro de polémicas por obras tachadas de «impías» publicadas por su Ministerio.

Los islamistas, que desde hace tiempo están dando la batalla en el campo cultural, fueron los primeros en pedir la dimisión de Hosni por sus palabras sobre el velo. Pero esta vez también los diputados del partido gubernamental, PND, unieron sus críticas a las de los Hermanos Musulmanes para no dejarles explotar en exclusiva el asunto. La comisión parlamentaria de asuntos religiosos condenó las palabras de Hosni. Y hasta el jefe del gabinete presidencial, Zakariya Azmi, creyó oportuno aclarar que el velo «no es un signo de regresión como ha dicho el ministro de Cultura» y señaló que la mitad de las voluntarias de la campaña del presidente Mubarak en las últimas elecciones llevaban «hiyab» (velo que cubre el cabello). Después de una serie de reuniones a alto nivel en el seno del PND, los diputados del partido oficial han preferido no crear más problemas al ministro.

La polémica sobre el velo pone de relieve las contradicciones del gobierno y de los islamistas. El gobierno, por una parte, persigue a los Hermanos Musulmanes, con numerosos arrestos de sus miembros; pero, por otra, permite que en las cadenas de televisión del Estado prediquen ulemas con una interpretación de la religión tan rígida como la de los Hermanos Musulmanes, telepredicadores que exigen llevar el «hiyab» y dictan «fatwas», y organizan concursos religiosos.

El gobierno combate también el uso del «niqab» (velo que cubre el rostro y solo deja ver los ojos) y permite que el rector de la Universidad de Heluan prohíba residir en el campus a las mujeres que lo lleven. Pero el Consejo de Estado ha juzgado inconstitucional esta prohibición, mientras que el jeque de la universidad islámica de Al-Azhar establece como obligatorio el uso del «hiyab». Para complicar más las cosas, Hosni ha decidido crear una comisión religiosa para «examinar las obras publicadas por el Ministerio y examinar los problemas religiosos sensibles».

Esta serie de decisiones revelan, a juicio del diario «Al-Aham» (29-11-2006), «más que una controversia, la contradicción o la confusión que caracteriza a los asuntos del país. Los límites entre lo religioso, la libertad de expresión y la individual, y la política se confunden». Egipto, dice el diario, no acaba de escoger entre una Constitución basada en la «sharía» y un régimen que aleje la religión de la política.

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