El obispo de Moscú denuncia la situación de los católicos

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Mons. Tadeusz Kondrusiewicz, administrador apostólico de Moscú y de la parte europea de Rusia, se ha quejado en una carta abierta al presidente Yeltsin por la situación de los católicos en la capital, privados de lugares de culto. Sus 65.000 fieles de Moscú sólo cuentan con la iglesia de San Luis, que depende de la embajada de Francia. Y la policía ha impedido por la fuerza que utilicen otro templo que el ayuntamiento les había restituido.

El pasado 8 de marzo, un grupo especial de la milicia rusa irrumpió en la iglesia católica de la Inmaculada Concepción. Hubo detenciones, golpes (una monja polaca tuvo que ser ingresada en el hospital) y desalojo por la fuerza. El incidente ha suscitado la más viva repulsa en Polonia. El primado, Card. Glemp, declaró que «en Rusia todavía reina ese sistema ateísta que no tolera a los creyentes». Por su parte, el Ministerio de Exteriores polaco ha exigido que se aclaren los hechos y se castigue a los policías que se extralimitaron.

La Inmaculada Concepción es un iglesia neogótica situada en el centro de Moscú, construida en 1910 con donativos de polacos residentes en Moscú y de parroquias católicas de Polonia. Funcionó como parroquia hasta los años treinta, cuando el edificio fue confiscado y destinado a otros fines. Desde hace años, Mons. Kondrusiewicz y los católicos moscovitas piden la recuperación del templo. Yeltsin prometió en 1992 que la Iglesia católica lo recuperaría. Pero la realidad es que el edificio sigue en manos de una empresa constructora, que a su vez alquila parte del local a otras 26 firmas.

El párroco designado para la Inmaculada Concepción es Józef Zaniewski, bielorruso de origen, que actualmente dispone del sótano y de uno de los locales en la planta baja del complejo parroquial. Precisamente fue el intento, por parte de algunos católicos, de hacerse con la tercera planta de la iglesia, que no se utiliza, lo que provocó la intervención de la milicia. El alcalde de Moscú, Yuri Luzkov, había decretado el 14 de febrero el traspaso de todo el edificio a la parroquia en el plazo del mes en curso. Pero las empresas que ocupan la iglesia no se dieron por aludidas.

Mons. Kondrusiewicz, en una carta abierta a Borís Yeltsin, ha dicho que el origen de este conflicto está en el «desinterés de la autoridad estatal de devolver el templo a los fieles». Asimismo, ponía en conocimiento del presidente las dificultades que atraviesan los católicos en Rusia y le conminaba a hacer justicia.

La mayoría de los diarios moscovitas se pusieron de parte de los grupos especiales de la milicia rusa. En los días siguientes al suceso, podían leerse titulares como estos: «Tropas especiales de la milicia se enfrentan al motín católico» (Moskovsky Komsomolek); «Era necesario apaciguar la revuelta católica» (Moskovskaya Pravda).

José Grau

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