El gobierno malayo impide la implantación de la ley islámica en un Estado

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El gobierno de Mahathir bin Mohamad, en el poder en Malasia desde 1981, está inquieto por la posible expansión del islamismo. Aunque el islam sunnita es la religión oficial del país, que cuenta unos 11,5 millones de musulmanes (60% de la población), el gobierno pone la estabilidad y la unidad nacional por encima de todo. Por eso ha abortado los planes de instaurar el código islámico tradicional en Kelantan, uno de los trece Estados de la federación. Kelantan es el único de los trece Estados malayos que se le ha escapado al partido de Mahathir, el Frente Nacional, que dirige el país con estilo autoritario. En Kelantan gobierna un partido islámico.

Alegando la precedencia de la ley federal en materia penal, el gobierno de Kuala Lumpur ha obligado al de Kelantan a renunciar a su proyecto. Y ha amenazado con destituir al gobierno de Kelantan y tomar el mando directo en el territorio, medida para la que está facultado en caso de que un Estado viole la Constitución. De esta manera, el gobierno central pretende poner coto al islamismo y tranquilizar a la minoría no musulmana (chinos e indios, sobre todo), aunque el código planeado en Kelantan sólo iba a afectar a los mahometanos.

Kuala Lumpur ha anunciado también que empleará la Ley de Seguridad Interior -principal instrumento contra la disidencia- para controlar a los chiítas. El gobierno justifica esta medida por el peligro de divisiones y desórdenes que ve en la expansión de esta corriente, y alude a los recientes enfrentamientos entre chiítas y sunnitas en Pakistán. Además, el gobierno se propone reorganizar los tribunales islámicos, que tienen competencia en cuestiones matrimoniales, principalmente, y sólo para los musulmanes.

Con estas y otras medidas, Mahathir se propone impulsar su proyecto de modernizar el islam, detallado en un reciente discurso. El primer ministro advirtió en aquella ocasión que en siglos pasados los musulmanes se quedaron atrasados y perdieron el prestigio y la fuerza que habían tenido en otros tiempos. «Sólo cuando el islam se interprete de manera que sea relevante en un mundo tan diferente del de hace 1.400 años -dijo Mahathir-, podrá ser considerado como una religión para todas las épocas».

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