Diez años después del cisma de Mons. Marcel Lefebvre, dos mil fieles tradicionalistas que se reconciliaron con la Santa Sede han ido en peregrinación a Roma y han sido recibidos por Juan Pablo II y por el cardenal Joseph Ratzinger. En su discurso, el Papa pidió que los obispos tengan «comprensión y una renovada atención pastoral hacia los fieles que aman el antiguo rito».
Esta visita de tres días a Roma marcaba el décimo aniversario del documento Ecclesia Dei, publicado por Juan Pablo II inmediatamente después de la excomunión de Lefebvre con el propósito de atraer a los tradicionalistas que no querían seguir al arzobispo en el cisma. Este documento establecía que los obispos hicieran «una amplia y generosa aplicación» del permiso, vigente desde 1984, para celebrar la Misa según el rito tridentino o de San Pío V. Pero no todos se hicieron cargo de ese deseo. Hubo bastantes resistencias, sobre todo en Francia, que es donde el movimiento tradicionalista tiene más seguidores. Sin embargo, la aplicación de este documento hizo posible que comunidades de sacerdotes y religiosos que habían estado ligadas al movimiento lefebvriano volvieran a la comunión con Roma.
Al recibir a los participantes en la reunión de Roma, el cardenal Ratzinger ha recordado que «el Concilio ordenó una reforma de los libros litúrgicos, pero no prohibió los libros anteriores». Y ha deseado que «las comunidades que aman la antigua liturgia puedan ser integradas pacíficamente en la Iglesia».
Por su parte, los seguidores de Mons. Lefebvre han inaugurado el 10 de octubre una basílica cerca de Ecône (Suiza) y han dado a conocer estadísticas que muestran un fuerte aumento del número de sacerdotes (370 frente a 204 en el momento del cisma en 1988), de seminaristas y de centros.