“Amoris laetitia” y sus intérpretes

Fuente: Il Timone
publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

En una extensa entrevista de Riccardo Cascioli y Lorenzo Bertocchi publicada en Il Timone (febrero 2017), el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, comenta, entre otros temas, la diversidad de interpretaciones que se han dado a la exhortación Amoris laetitia sobre el acceso a la comunión por parte de los católicos que se divorciaron y después han contraído matrimonio civil.

“La Amoris laetitia –dice el cardenal– se interpreta claramente a la luz de toda la doctrina de la Iglesia. El sacramento de la penitencia puede acompañarnos hacia la comunión sacramental con Jesucristo, pero forman parte esencial del sacramento de la penitencia algunos actos humanos, guiados por el Espíritu, que deben ser respetados: la contrición de corazón, el propósito de no volver a pecar, la acusación de los pecados y la satisfacción. Cuando falta uno de estos elementos, o el penitente no los acepta, no se realiza el sacramento. (…) Estamos llamados a ayudar a las personas a alcanzar, poco a poco, la plenitud en su relación con Dios, pero no podemos hacer rebajas”.

Los entrevistadores preguntan si no cabe un desarrollo de la doctrina sobre este punto. “La Iglesia es un cuerpo vivo –responde el cardenal–; el desarrollo es un movimiento para comprender mejor la profundidad del misterio. Pero no es posible superar declaraciones del magisterio cuando se trata de declaraciones que se refieren a la fe divina y católica revelada. La Revelación se ha cumplido en Jesucristo y está presente en el depositum fidei de los apóstoles”.

“Amoris laetitia quiere ayudar a las personas que viven en una situación que no es conforme con los principios morales y sacramentales de la Iglesia católica y que quieren superar esa situación irregular”

El perfecto menciona los estudios del beato John Henry Newman y los de Joseph Ratzinger, y añade: “Aquí podemos encontrar expresado el significado del desarrollo del dogma en sentido católico, para defenderse del modernismo evolucionista, por una parte, y del fijismo por otra. Se debe dar una evolución homogénea en la continuidad y no en la ruptura. Lo que está definido dogmáticamente no puede ser desmentido de modo alguno”.

“No me gusta, no es correcto que muchos obispos estén interpretando Amoris laetitia según su modo de entender la enseñanza del Papa. Esto no va en la línea de la doctrina católica. El magisterio del Papa se interpreta solo por él mismo o mediante la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa interpreta a los obispos, no los obispos al Papa”.

Una enseñanza no superable

Así, dice el Card. Müller, sigue siendo válida la enseñanza de Juan Pablo II en la exhortación Familiaris consortio (n. 84), que en el caso de los divorciados y unidos después en matrimonio civil, si no pueden separarse, advierte que han de comprometerse a vivir en continencia para poder comulgar. Tal disposición “no es superable, porque no es solo una ley positiva de Juan Pablo II: él expresó un elemento constitutivo de la teología moral cristiana y de la teología de los sacramentos”. Es consecuencia de la indisolubilidad del matrimonio, doctrina que nadie puede cambiar.

Entonces, preguntan al prefecto, ¿cómo se puede aclarar la confusión causada al respecto, por la diversidad de interpretaciones que se dan al punto correspondiente de Amoris laetitia? “Recomiendo a todos que reflexionen, estudiando primero la doctrina de la Iglesia, a partir de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura, que es muy clara sobre el matrimonio. Aconsejo también no entrar en casuística, que puede fácilmente generar malentendidos, sobre todo ese de que si muere el amor, entonces está muerto el vínculo matrimonial. (…) No puede uno referirse solo a pequeños pasajes de Amoris laetitia: hay que leer todo en su conjunto, a fin de hacer más atractivo para las personas el Evangelio del matrimonio y de la familia. No es Amoris laetitia la que ha provocado confusión, sino algunos confusos intérpretes de ella”.

Amoris laetitia quiere ayudar a las personas que viven en una situación que no es conforme con los principios morales y sacramentales de la Iglesia católica y que quieren superar esa situación irregular. Pero (…) la Iglesia no puede nunca justificar una situación que no esté de acuerdo con la voluntad divina”.

Al final de la entrevista, el Card. Müller señala: “Todos debemos comprender y aceptar la doctrina de Cristo y de su Iglesia, y a la vez estar dispuestos a ayudar a los demás a comprenderla y a ponerla en práctica, incluso en situaciones difíciles”.

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