La economía sumergida mantiene a flote a los rusos

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En Rusia, durante la época comunista, la gente vivía peor de lo que indicaban las falseadas estadísticas. Ahora da la impresión de que el nivel de vida es superior a lo que muestran los datos oficiales negativos, también irreales. La diferencia se explica por la economía sumergida.

El Banco Mundial estima que el 20% del conjunto de la economía no sigue cauces oficiales. Muchos negocios se mantienen al margen de la ley para evitar un sistema impositivo que en algunos casos puede absorber hasta el 60% de los ingresos de una empresa.

Dejando a un lado la economía sumergida, las previsiones del gobierno sostienen que el Producto Interior Bruto crecerá por fin este año (+1%). Las estadísticas oficiales señalaban en años anteriores una evolución negativa (-12% en 1993, -15% en 1994 y -4% el año pasado). La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) prevé incluso un crecimiento medio positivo del 5,1% para el periodo 1996-2004. La inflación, aún alta, ha descendido desde el 2.300% de 1992 hasta un 35% a finales de 1996.

Un problema económico importante es que las exportaciones rusas son sobre todo de materias primas, como sucede en la mayoría de los países del Tercer Mundo. La mayor parte de las inversiones extranjeras se concentran en los productos químicos y el petróleo. Sin embargo, es positivo que el año pasado las inversiones se multiplicaran por 2,5 y que ya se hayan extendido a otros sectores como la distribución y las finanzas.

A buen ritmo, los rusos logran adaptarse a la nueva economía: en menos de tres años se ha creado un mercado financiero con una capitalización bursátil equivalente a unos 25.000 millones de dólares. Y han proliferado los empleos por cuenta propia, hasta tal punto que los salarios, que en 1992 eran el 70% del total de ingresos personales, en 1995 sólo eran el 40%. Es posible -señala The Wall Street Journal (13-VI-96)- que los salarios oficiales y lo que ganan realmente funcionarios y empleados sean muy distintos. Si no, se explica mal el constante crecimiento del consumo de los últimos años.

Hace falta aún que el resurgimiento económico se deje notar en la vida cotidiana. Las dificultades del colapso del comunismo y de la transición a la economía de mercado se manifiestan en el descenso de la esperanza de vida de los hombres, que ha bajado a 58 años en 1995. Este índice empezó a empeorar ya en la época comunista, aunque las estadísticas oficiales no lo revelaban. El descenso se atribuye al estrés generado por la transición y la inseguridad, al colapso del sistema sanitario y al aumento del alcoholismo.

En teoría, una cuarta parte de la población -alrededor de 36 millones de rusos- vive por debajo del umbral de la pobreza, y la tasa de paro tal vez sea superior a la oficial (8% en 1995).

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