Líbano cuenta desde el pasado sábado con un nuevo primer ministro, Tammam Salam, que ha obtenido el apoyo casi unánime del Parlamento (124 de 128 diputados). Se colma así el vacío de poder creado tras la demisión, hace dos semanas, del primer ministro (musulmán sunita) Najib Mikati, por sus divergencias con el partido Hezbolá (chiíta) sobre la organización de las elecciones legislativas previstas para junio. Salam es heredero de una conocida familia política –su padre fue seis veces primer ministro
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