Juan Pablo II: israelíes y palestinos están llamados a convivir en Estados independientes

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El establecimiento de dos Estados libres y soberanos, la renuncia al terrorismo y a la venganza y un diálogo perseverante, que excluya tomar decisiones unilaterales, son algunas de las claves señaladas por Juan Pablo II para avanzar en el proceso de paz en Tierra Santa. El Papa se refirió a este tema al recibir al nuevo embajador de Israel ante la Santa Sede, Oded Ben-Hur, a quien manifestó su alegría por la vuelta a las conversaciones de paz. En el encuentro trató también de las relaciones bilaterales y de la situación de los cristianos en la zona.

«Es indudable que los pueblos y las naciones tienen el derecho intrínseco a vivir con seguridad», afirmó el Papa. «Este derecho, sin embargo, entraña un deber correspondiente: respetar el derecho de los demás. Por eso, al igual que la violencia y el terror no pueden ser nunca medios aceptables de afirmación política, tampoco la venganza ha llevado nunca a una paz justa y duradera. Las acciones terroristas deben condenarse siempre como auténticos crímenes contra la humanidad. Todos los Estados tienen el derecho innegable a defenderse del terrorismo, pero este derecho debe ejercerse siempre respetando los límites morales y legales tanto en sus fines como en sus medios».

El Papa dijo que la Santa Sede está convencida de que el conflicto actual se resolverá únicamente cuando haya dos Estados independientes y soberanos. «Dos pueblos, israelí y palestino, están llamados a vivir uno al lado del otro, igualmente libres y soberanos, respetándose mutuamente. Es esencial que ambas partes den señales claras de su firme compromiso para conseguir esta convivencia pacífica».

Entre las dificultades planteadas por esta crisis que «deben tratarse de forma justa y correcta», el Pontífice mencionó lo relativo a los refugiados palestinos y a los asentamientos israelíes, el problema de las fronteras territoriales y la definición del estatuto de los lugares más sagrados de Jerusalén. Esas cuestiones «necesitan someterse a un diálogo abierto y a una negociación sincera. De ninguna manera se debe tomar una decisión de forma unilateral».

Por lo que se refiere a las relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Israel, cuyo Acuerdo Fundamental fue firmado hace diez años, el Papa expresó su satisfacción ante la cercana solución de las cuestiones fiscales que afectan a las entidades religiosas. Y manifestó su esperanza de que pronto se puedan resolver otras dificultades a las que se enfrentan cada día los católicos en Tierra Santa, algunas de las cuales están ligadas al conflicto, como el acceso a los santuarios cristianos y a los santos lugares, el aislamiento y la disminución de la población cristiana ocasionada por la emigración.

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