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Nuevos pronunciamientos sobre la mención del cristianismo en la Constitución Europea

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La referencia al cristianismo en la futura Constitución Europea, que el próximo octubre será discutida por los gobiernos de los países miembros de la UE, sigue suscitando pronunciamientos.

El canciller alemán, Gerhard Schröder, aseguró en un debate parlamentario el pasado 10 de septiembre no tener nada en contra de que la Constitución Europea incluya una referencia a Dios. «No me plantea ningún problema. A mi juicio no tiene por qué ser así, pero opino que aquellos para los que por su fe es importante tienen mayor derecho que aquellos para los que el tema no es tan importante», afirmó Schröder.

El político socialdemócrata aseguró haber seguido ya esa política cuando se debatió la Constitución del Land de Baja Sajonia, región de la que fue primer ministro antes de convertirse en canciller en 1998. Schröder dijo además que tanto él como su ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, han defendido esta postura durante el proceso de elaboración del borrador de Constitución Europea. En el mismo pleno, el líder de la Unión Cristiano-Social (CSU) en el Parlamento, Michael Glos, exigió la inclusión de una referencia a Dios en la Constitución Europea, siguiendo el ejemplo de la Ley Fundamental alemana.

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, considera que el vínculo entre Europa y el cristianismo reclama su reconocimiento en la Constitución. En un artículo publicado en la revista de la Acción Católica italiana Dialoghi, Prodi escribe que «las religiones monoteístas, particularmente la religión cristiana», han sido «una de las raíces esenciales de Europa y uno de sus factores de desarrollo». Y puesto que «la historia de Europa y la historia del cristianismo están indisolublemente unidas», todo esto «hay que reconocerlo en el Tratado constitucional».

En su opinión, el reconocimiento de las raíces cristianas no impide «descubrir las raíces que ligan a Europa con el pueblo de Israel» y «afirmar nuestra voluntad de diálogo con el Islam».

La falta de reconocimiento de las raíces cristianas de Europa no es una muestra de neutralidad, sino de laicismo jacobino, según ha declarado Joseph Weiler, constitucionalista estadounidense, titular de la cátedra Jean Monnet en la New York University. Weiler, judío practicante, hizo estas afirmaciones al presentar en el Meeting de Rimini (Italia) el libro que ha dedicado a este tema: Una Europa cristiana.

Weiler considera que el borrador elaborado por la Convención refleja solo el modelo laico francés, mientras que las constituciones de otros países europeos (Alemania, Irlanda, Polonia…) contienen referencias específicas al cristianismo. «Laico no es sinónimo de neutral -añadió-. La Constitución Europea, si bien predica el pluralismo cultural, aplica en realidad un imperialismo constitucional, censurando la apertura a las referencias religiosas presentes en muchas constituciones estatales».

El catedrático estadounidense subrayó que la mención cristiana no es un acto de intolerancia. «No hay tolerancia cuando escondes lo que eres, sino cuando superas la tentación de la coerción -aclaró-. Por este motivo, un judío ortodoxo puede pedir a Europa que no tenga miedo de su pasado y de su identidad cristiana».

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