Barranquilla.— El fin de semana del 19 al 21 de abril puede convertirse en el que marque el futuro de la presidencia de Gustavo Petro en Colombia: alertas de sequía, días cívicos y una protesta de más de 400.000 personas, convocada por diferentes sectores de la oposición, fueron los hechos que impactaron en la opinión pública colombiana estos tres días.
Las razones y consecuencias de las manifestaciones del 21 de abril van más allá del rechazo a una medida concreta. Las fuerzas políticas y ciudadanas de Colombia de centro y de derecha salieron a manifestarse en contra del gobierno de Gustavo Petro, El 70% de los colombianos cree que la situación del país “está empeorando”, según la encuestadora Invamer.
Sequías y día cívico
Colombia y algunos países del continente han sufrido los estragos del fenómeno de El Niño, que arrecia desde inicios del año, trayendo temporadas largas de sequía con lluvias esporádicas. A raíz de esto, se crearon alertas a comienzos del mes de abril, especialmente en la capital, Bogotá, donde se implementaron racionamientos sectoriales de agua por el bajo nivel de los embalses.
Igualmente, se comenzó a hablar de la posibilidad de implementar racionamientos energéticos en el país, puesya hubo un primer afectado fuera de Colombia: Ecuador. Desde mediados de abril, Colombia dejó de exportar energía a su vecino, dando prioridad al consumo interno. A raíz de esto, el gobierno de Daniel Noboa tuvo que declarar la suspensión de la jornada laboral de los días 18 y 19 de abril, con el fin de ahorrar energía.
Con ocasión de cuidar el agua y la energía, de un día para otro, Petro declaró día cívico el 19 de abril: fecha de su cumpleaños y día del aniversario del M-19, movimiento guerrillero al que perteneció
En Colombia, el presidente Gustavo Petro comunicó el jueves 18 de abril –en horas de la tarde– que el 19 de abril sería declarado como día cívico con el fin de cuidar el agua y la energía. La peculiaridad de esta medida no fue solo la inmediatez con la que se tomó; también resulta que el 19 de abril coincide con tres hechos importantes: Es el día del cumpleaños de Petro; es el aniversario del movimiento guerrillero M-19, del cual hizo parte Gustavo Petro; el día cívico iba acompañado de la invitación a que las personas salieran de las ciudades para visitar otros sitios, con el fin de “dar respiro a los embalses”, lo que llevó a pensar en una intención de afectar la convocatoria a las manifestaciones del domingo 21 de abril.
Los alcaldes de las principales ciudades (Bogotá, Cali, Medellín, entre otras) anunciaron en redes sociales que no se acogerían a esta medida, lo que significó una notoria tensión política nacional.
Las manifestaciones
En respuesta a la declaración del día cívico, algunos partidos de derecha y centro, opositores de Petro, invitaban a las personas a trabajar el 19 de abril en señal de rechazo y a protestar el 21, para así expresar su descontento dos veces. Las manifestaciones tuvieron gran convocatoria en ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali y Bucaramanga.
“El proyecto democrático está en peligro. Aquí lo que quieren es tumbar al gobierno popular y matar al presidente” (Petro en X)
Por su parte, el presidente rechazó con tono irónico la protesta y planteó tomar las calles el próximo 1 de mayo con “el pueblo”. Políticos cercanos al presidente han empezado a invitar a sectores progobierno a salir a respaldarlo ese día.
En la protesta estuvieron varios líderes de la oposición: María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático, Sergio Fajardo e Ingrid Betancourt, excandidatos presidenciales, así como exministros y congresistas de partidos de centro como el Verde y el Liberal.
Aumento de polarización social
Pese a que no hubo episodios de violencia, el discurso y la polarización en redes sociales cada día crece más. El mismo presidente, desde sus redes, escribió: “El proyecto democrático está en peligro. Aquí lo que quieren es tumbar al gobierno popular y matar al presidente”.
Se han publicado videos de personas que acudieron a las protestas donde pisotean e insultan imágenes del presidente. Además han aumentado los comentarios que cuestionan a los marchantes del 21 de abril, diciendo que apoyan a los paramilitares o que pertenecen a la élite. Estos comportamientos aumentan la polarización social en el país.
La polarización lleva también a desconocer los propios errores, la falta de autocrítica y el deseo de confrontación permanente con las personas que piensan distinto. Estos elementos son necesarios si el presidente colombiano quiere gobernar para todas las personas; de lo contrario, los dos años que quedan de su gobierno, los pasará en una lucha permanente con la oposición, midiendo su poder a través de manifestaciones y creando cada vez más oportunidades para aumentar los discursos que encasillan al otro.
Colombia en este momento se encuentra en una encrucijada para los próximos años, hay una parte importante de la población que no está de acuerdo con la gestión de Petro y reclama una apertura. El presidente, por su parte, se siente atacado e incomprendido por un pueblo por el que dice luchar, pero que acusa de aliarse con la élite y no dejarlo gobernar. ¿Reconocerá en algún momento que la izquierda también se puede equivocar? ¿O llevará al país a un desgaste de cuatro años en donde no haya consenso y prevalezcan las posiciones extremas? ¿Cómo seguir combatiendo el cambio climático y otros problemas globales cuando no hay armonía entre el gobierno nacional y los gobiernos locales?
Sin embargo, al momento de terminar de escribir este artículo se informa de que la mayoría de la reforma pensional propuesta por el gobierno ha sido aprobada; aun en medio de un clima polarizado, el Gobierno obtiene victorias en el Congreso que tanto cuestiona. Esta reforma tiene como base la solidaridad pensional, brindar pisos de protección para todas las personas y mezclar el sistema de fondos públicos y privados que existe en el país para otorgar una cotización mínima en el sistema público.