Tristan Mamasakhlisashvili

El final de una saga notable, innecesariamente alargado, no pasa de correcto, aunque lo salvan los actores.
Termina la rentable serie de los vampiros enamorados con un final muy alargado, menos sexo que en la entrega anterior y más violencia.
Veinte años de amistad entre una pareja da pie a que Lone Scherfig haga gala de su talento en algunas escenas, pero el conjunto es muy inferior a sus mejores películas.

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