Samira Wiley

En un futuro distópico, con una natalidad ínfima, se instaura una dictadura teocrática que esclaviza a mujeres para asegurar la procreación.
La recreación de los violentos disturbios de 1967 en Detroit es una denuncia escalofriante contra el racismo, al que sin embargo falta profundidad.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.