A pesar del tono ingenuo y de hacer hincapié en lo estético, esta serie sobre una escuela de “geishas” nunca cae en la artificiosidad, gracias a la cercana humanidad de los personajes.
Cuando se descubre que dos niños de 8 años fueron intercambiados por error en la maternidad, surge un pequeño gran drama que la película muestra con agudeza y sin sentimentalismo.