Gabriel Rush

Una joven polaca que emigra a Estados Unidos en 1921 protagoniza una historia dura, llena de fuerza y realismo.
El hotel descrito en la novela de Stefan Zweig es el escenario de un imaginativo juego, protagonizado por el dueño y un joven botones, y filmado con estética “naïf”.
Dos preadolescentes se enamoran y se fugan. La excentricidad de Anderson recubre un cuento cínico y bastante simplón.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.