Un científico chino anuncia el nacimiento de dos niñas gemelas a las que se modificó el genoma cuando eran embriones. Recibe un alud de críticas por distintas razones, pero falta una.
Los datos recientes más completos, correspondientes a Gran Bretaña, indican que la oleada de divorcios iniciada en los años 70 está remitiendo en este siglo.
Toda tecnología plantea la cuestión de su uso ético, pero con la inteligencia artificial hay un problema adicional: cómo asegurar que ella misma se comporte bien.
Los partidos y gobiernos que quieren frenar la inmigración han formado un frente común contra Bruselas, pero cuando uno de ellos pretende enviar inmigrantes a otro, el entendimiento se resquebraja.
De todas las razones que se pueden aducir a favor de permitir a las familias escoger escuela para sus hijos, solo una es realmente definitiva: la libertad de los padres.
Ser madre desencadena cambios hormonales y una reprogramación del cerebro para cuidar del hijo. Lo mismo le pasa al padre, dice la neurobiología actual, y habría que prestarle más atención.
Las revelaciones sobre la “trama rusa” para influir en la opinión pública en EE.UU. muestran que las redes sociales son inevitablemente manipulables, y que la inteligencia artificial no va a arreglar el problema.
A las grandes empresas de tecnología, sobre todo Google y Facebook, se les piden cuentas por prácticas anticompetitivas, enganchar a jóvenes y difundir bulos.
Al conseguir clonar primates por primera vez, China muestra su determinación de alcanzar el número uno mundial en biomedicina, en parte gracias a su permisivismo bioético.