Ahora que la atención se ha convertido en una preocupación primordial de la sociedad, quizá sea el momento de aplicarse a dominarla con los recursos que todos tenemos como seres humanos libres.
El debate público ha dejado de ser debate: se ha convertido en una carrera por la afirmación más descarnada. Pero no hay por qué resignarse a esta situación.
Para salir de la espiral vertiginosa que ha traído la comunicación efímera, es preciso comprender su dinámica y usar la tecnología de forma consciente.
La capacidad de mantener la atención se ve amenazada por las nuevas herramientas digitales y por corrientes culturales que proclaman la emancipación de la realidad.
Los weblogs han hecho accesible a millones de personas publicar en Internet, algo que antes estaba reservado a quienes tenían unos conocimientos tecnológicos avanzados.