Varios autores discuten hasta qué punto el liberalismo contemporáneo ha distorsionado la tradición liberal, a favor de la visión del mundo tenida por progresista.
Que un órgano meramente consultivo cause tanto revuelo indica hasta qué punto los duelos ideológicos se libran hoy en el terreno de los derechos humanos.
Las nuevas estrellas de la UE no son fácilmente etiquetables: ni Ursula von der Leyen es tan “conservadora”, ni Christine Lagarde tan “neoliberal radical”.
Partiendo de fenómenos actuales, el autor expone la tragedia posmoderna: la imposibilidad de tomarse la realidad a la ligera, sin que nos deje huella o nos limite.
Hay que preguntarse por qué se consolida el populismo, y diferenciar las amenazas reales a la democracia liberal de los desacuerdos sobre políticas y valores.