Razones del corazón

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Contrapunto

Aveces, en las revistas del corazón se encuentran verdades como puños, por no decir como puñales, porque desgarran conceptos respetables de los bienpensantes de hoy. La modelo británica Liz Hurley ha declarado que se separa del actor Hugh Grant, con el que de hecho formaba pareja desde hace 13 años. Parecían tan unidos como un matrimonio, pero no. Los sociólogos nos dirán que hoy día la unión de hecho es algo normal y que hay muy diversos «modelos» de familia; los políticos propondrán equiparar el matrimonio y las parejas no casadas; el protocolo asumirá con la misma naturalidad esposas o compañeras sentimentales. Pero Liz Hurley no se engaña: «Algo fallaba. Tanto tiempo saliendo y aún no sentíamos la necesidad de casarnos ni de formar una familia».

Quién iba a decir que esos escotes de vértigo ocultaban sentimientos tan tradicionales. Pero tiene razón. Una cosa es «salir» (en el sentido tan global que tiene la expresión hoy día) y otra cosa es entrar en un proyecto común y comprometido, quemar las naves, prolongar el amor en unos hijos que te necesitan. Si no, algo falla. Y si al cabo de 13 años uno no siente la necesidad, es que esa relación no va a madurar nunca.

Ahora Liz Hurley tiene prisa y confiesa sin ambages su sueño romántico: «Ojalá que alguien me llevara consigo en volandas camino del crepúsculo». Supongo que habrá lista de espera. Pero solo para valientes dispuestos a pasar por la vicaría. Y es que el corazón tiene sus razones que la razón sociológica no comprende.

También Jane Fonda anunció hace meses su separación del magnate de la CNN Ted Turner, después de nueve años de matrimonio. Y ya que ella misma explica la razón de sus problemas matrimoniales, no hay por qué hacer oídos sordos: «El sexo y la intimidad no son lo mismo. Se puede tener sexo toda la vida y no sentirse íntimo de una persona. Tres o cuatro años después de casarme con Ted creía que tenía intimidad. Me equivocaba».

Ahora que los periódicos publican la sección de sexo al lado de la de gastronomía, no está de más que la antigua radical nos recuerde que lo que mantiene unidos a un hombre y una mujer es algo más profundo y más difícil. La intimidad requiere una entrega, una apertura de corazón, un proyectar la vida juntos, donde el sexo es sólo un sabroso ingrediente. A veces la prensa del corazón merece más crédito que la CNN.

Bárbara Pilcher

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