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Guarderías gratis, tema importante en la campaña electoral holandesa

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Amsterdam. El servicio de guarderías gratuito se ha convertido en un punto de atención prioritaria en la campaña electoral para los comicios del 22 de noviembre en Holanda. Los partidos de la oposición actual: PvdA, Sp, D66, Groenlinks y VVD (socialistas, verdes y liberales) planean que el costo de estos servicios corra completamente a cargo del gobierno. Hace ya más de quince años que el Estado se esfuerza sin conseguirlo en mejorar la acogida de niños desde la edad preescolar hasta los doce años después del horario escolar.

Por parte del gobierno democristiano, la respuesta la ha dado el ministro de Asuntos Sociales, Art Jan de Geus. Apenas iniciada la campaña electoral, publicó un artículo en el que aseguraba que el descontento sobre falta de plazas en las guarderías, precios exorbitados y escasa profesionalidad de su personal está basado en malentendidos. Según el ministro, no son tan caras las guarderías: en 2005 una nueva ley favoreció especialmente a las familias con ingresos bajos, los padres reciben una ayuda del Estado y el precio de 5,40 euros por hora se conviente en 33 céntimos por hora para el primer hijo y 19 desde el segundo. Familias más acomodadas pagan 3,06 y 0,45 euros respectivamente.

Sin listas de espera

Otra queja que él considera real y que va a solucionar es el excesivo papeleo burocrático. Actualmente los padres tienen que hacer un contrato con la guardería y pedir el subsidio en sus empresas y a la Administración. A partir del año próximo todo se podrá regular a través de la declaración de impuestos. Las listas de espera ya han desaparecido y la calidad del personal está mejorando, afirma De Geus, a través de requisitos que controla la inspección. Tanto es así que los padres califican con un ocho los servicios de este colectivo.

Pero si el objetivo final es que gracias a las guarderías trabajen más mujeres, el resultado no está nada claro. «Derrochar dinero»: con esta conclusión califica el plan un estudio publicado en el semanario «Elsevier» (7-10-2006), que considera que la gratuidad no aumentará la participación de las mujeres en el mercado laboral. Actualmente el 72% de las mujeres trabaja y de esa parte el 60% lo hace a tiempo parcial. La mujer holandesa se encuentra en la privilegiada posición de poder elegir.

Según la Oficina Central de Planificación (SCP), sólo un 5% de las mujeres se propondría trabajar más horas si las guarderías fuesen gratuitas. La misma institución desmiente que el servicio de guardería absorba todo el salario de la mujer, pues demuestra que es un cuarto del salario bruto lo que pagan por el cuidado de los hijos.

¿Trabajarán más mujeres?

Janneke Plantenga, experta en cuidado infantil, afirma en el estudio del citado semanario que la mujer holandesa es inmune a las campañas políticas que le quieren obligar a trabajar con el fin de solucionar los efectos económicos del envejecimiento de la población. Así como el feminismo de los países escandinavos promocionó la idea de que los niños eran mejor educados por personal con preparación pedagógica de alta cualificación, consiguiendo así que el 84% de los niños menores de 3 años vayan a la guardería, los ideales de las feministas holandesas eran otros. En los Países Bajos el ideal feminista que el gobierno promociona es la igualdad de responsabilidades, es decir, que el hombre también se responsabilice del cuidado de los hijos, y si ambos los cuidan no hace falta la guardería.

Además, en Holanda va ganando terreno la convicción de que los niños están mejor atendidos en casa que en la guardería. Si en 1991 la cuarta parte de la población compartía esta opinión, en 2004 la asumió el 45%. El diario «Het Finantieele Dagblad» (5-10-2006) publicaba en su suplemento «Carriere» un reportaje sobre el «síndrome de la madre trabajadora». Mujeres que han trabajado en grandes empresas en el extranjero se ven consideradas como madres que desatienden a sus hijos al retomar sus empleos de vuelta en Holanda.

También existe cierta reticencia ante las promesas de los políticos de las guarderías gratis. «Hay algo que no cuadra en esa promesa de guarderías gratis. Suena engañoso, al fin acabamos pagándolo entre todos», afirma Anne-Marieke Posthumus, que está en casa disfrutando del permiso de maternidad con su hija Veerle de tres semanas y su hijo Roemer de dos años y medio. «A veces te sientes empujada por ese tipo de campañas, te hacen sentirte mal si no quieres trabajar fuera de casa. Yo lo hago, pero si Robert, mi marido, ganara más, me quedaría cuidando a mis niños que es donde más feliz me siento».

Eric y Deborah Ettema trabajan cada uno cuatro días por semana y llevan a su hija Stella de dos años a la guardería tres días por semana. Los otros dos días se reparten el cuidado de la niña. A Eric le parece razonable lo que pagan por la guardería. «Aunque uno de los sueldos se nos fuese en pagar ese servicio, nos plantearíamos seguir trabajando. No sólo trabajamos para ganar; hay otros aspectos, por ejemplo sociales, por los que merece la pena hacerlo. Además, la influencia de la guardería en Stella es positiva. ¿Guarderías gratuitas? Pienso que no para todo el mundo. Por ejemplo, cuando el padre o la madre no trabajan, no le veo sentido».

Carmen Montón

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