Las familias alemanas se quedan sin el subsidio federal para cuidar hijos en casa

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La ayuda de 150 euros mensuales para las familias alemanas que quieren cuidar en casa a un hijo menor de tres años, en vez de llevarlo a una guardería, fue revocada el 21 de julio por el Tribunal Constitucional. El motivo es formal: esa materia, dice la sentencia, es competencia de los estados, no del gobierno federal, que daba la subvención. Los estados sí pueden ofrecerla, si quieren.

Por encima de favorecer el empleo femenino o la socialización de los niños, está la libertad de las familias para elegir cómo atender a sus hijos

La ayuda anulada fue iniciativa de la CSU, la rama bávara de la CDU, el partido de Angela Merkel (cfr. Aceprensa, 14-06-2012). Pretendía igualar a las familias que cuidan a los hijos pequeños en casa con las que los llevan a las guarderías públicas, tras la gran expansión de este servicio a partir de 2002, cuando gobernaba una coalición de socialdemócratas y verdes. Con el subsidio, los padres pueden optar por una u otra solución con mayor libertad, ya que los poderes públicos contribuyen a financiar cualquiera de las dos. Hasta ahora recibían la ayuda unas 455.000 familias.

En cambio, el objetivo de la promoción de las guarderías era que las mujeres no se quedaran en casa tras el permiso de maternidad, a los quince meses del parto. Quienes tienen esta prioridad, como los socialdemócratas y los verdes, se opusieron al subsidio alegando que disuadiría a las madres de reincorporarse al trabajo. Tras la sentencia, han pedido que la suma presupuestada este año para el subsidio –900 millones de euros– se destine a guarderías.

Sin embargo, la baja tasa de actividad de las madres alemanas no es efecto del subsidio anulado, sino muy anterior y debido a dificultades prácticas y a preferencias personales. Datos de 2010 mostraban que de las alemanas de 30 años con hijos, trabajan fuera de casa el 40%; de las que no tienen hijos, el 80% (1). Así que en Alemania, país con un grave déficit de nacimientos, la contribución demográfica de las amas de casa es muy importante.

En todo caso, los jueces de Karlsruhe han dictaminado que el subsidio es inconstitucional porque lo relativo al cuidado y bienestar de los menores corresponde a los Länder. Y como –añade– las familias que no recurren a la guardería por decisión propia no son objeto de discriminación, no está justificada la intervención federal para compensarlas.

Subsidiariedad paradójica

La revocación de las ayudas por ese motivo resulta paradójica, señala Jürgen Liminski en un comentario a la sentencia. El gobierno de la ciudad-estado de Hamburgo, que recurrió contra ellas al Tribunal Constitucional alegando invasión de competencias, no pone sin embargo reparo alguno a recibir del gobierno federal millones de euros con que financiar guarderías públicas, en virtud del programa implantado en 2002. El gobierno de Baviera, favorable al subsidio, podría tomar prestado el argumento de Hamburgo para presentar un recurso contra el plan de promoción de guarderías. El principio de subsidiariedad vale para los dos casos.

Para Liminski, por encima de favorecer el empleo femenino o la socialización de los niños, está la libertad de las familias. En la reciente sentencia, Liminski ve un giro con respecto a otra de 1999, en la que el Tribunal Constitucional dictaminó que “se debe permitir y promover que los niños sean atendidos de la forma que escojan los padres”. Para eso estaban las ayudas revocadas.

El fallo del 21 de julio afecta solamente al subsidio federal. No impide que los estados den ayudas a los padres que prefieran tener a los niños en casa. El gobierno de Baviera, de la CSU, ha anunciado que así lo hará

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Notas

(1) Ver Matthias Keller, Thomas Haustein y col., Vereinbarkeit von Familie und Beruf – Ergebnisse des Mikrozensus 2010, Statistisches Bundesamt, Wirtschaft und Statistik (enero 2012): abrir el archivo PDF y buscar pág. 32.

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