El gobierno francés anuncia mejoras en las prestaciones familiares

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Tiene ya tradición la Conferencia de la Familia que se celebra anualmente en París por primavera, preparada con tiempo desde las instancias gubernamentales. Permite amplios debates, con participación de políticos, funcionarios y representantes de asociaciones. De sus conclusiones suelen surgir iniciativas de relieve para orientar la política de un país que ya va por delante en Europa en el fomento de la natalidad y en ayudas a las familias.

Para la edición de 2003, el Ministro delegado de la familia, Christian Jacob, planteó varios grupos de trabajo, entre los que destacan dos, de máxima importancia en Europa: uno, sobre la llamada prestación única, a favor de todas las madres, para favorecer la acogida de los recién nacidos; otro, sobre armonización de vida familiar y profesional.

Al llegar las reuniones de este año, la gran novedad gubernamental ha sido el plan para establecer una prima de unos 800 euros, entregada de una sola vez, dos o tres meses antes de cada nacimiento. La recibirán las madres, tengan o no empleo y cualquiera que sea el modo de atender al hijo. Se trata de facilitar que los padres hagan frente a los gastos derivados de la llegada de un nuevo hijo al hogar. Esta prima única formará parte de una prestación global de acogida a los futuros nacimientos, que actualizará el sistema actual.

Otro objetivo inmediato será simplificar la burocracia que pesa sobre las ayudas familiares, también en relación con los servicios públicos. A partir de enero de 2004, cuatro de los actuales subsidios se fusionarán en la «prestación de acogida al joven enfant» (PAJE). De todos modos, no será universal, sino que estará sometida a condiciones de recursos económicos, aunque se estima que beneficiará al 90% de las familias (actualmente, el 55%).

Con una tasa de fecundidad de 1,9 hijos por mujer, Francia solo es superada por Irlanda en el ranking de la natalidad europea. Pero el ministro Christian Jacob estima que una de cada dos familias desearía tener un hijo más, y «hay que ayudarles a realizar su deseo».

La armonización de vida familiar y profesional es otro gran objetivo del ministro delegado de la familia. Según un editorial de Le Monde (30-IV-2003), se superaría así «la vieja reticencia de la derecha respecto del trabajo femenino». Entre las propuestas mencionadas se incluyen medidas conocidas, como el fomento del trabajo a tiempo parcial, los permisos parentales de educación -que amplían los de maternidad-, las exenciones fiscales para empresas que desarrollen una efectiva estrategia familiar -incluida la formación de las madres para reincorporarse al trabajo-, así como el establecimiento de sistemas mixtos de financiación para animar a la creación de guarderías de empresa o interempresariales. Más teóricas parecen, al menos de momento, las referencias al teletrabajo.

En definitiva, el centro-derecha se propone mejorar en Francia objetivos que figuran hoy también en los programas de la izquierda, desde que ésta redescubrió la familia de la mano de Blair y Schröder: es de veras una cuestión de Estado, porque, como titulaba La Croix (25-II-2003), «la familia no es de derechas ni de izquierdas».

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