China trata de revalorizar a las niñas

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La prohibición de tener más de un hijo ha provocado un descenso notable de la natalidad en China, pero también un desequilibrio nunca visto en la proporción de sexos: el año pasado nacieron 119 niños por cada 100 niñas, cuando la proporción natural es de 105 por 100. Preocupado por los problemas demográficos que provocará este desequilibrio, el gobierno está haciendo campañas para revalorizar a las niñas y se plantea reconsiderar la política del hijo único.

Desde que en 1979 se implantó la política demográfica del hijo único, las parejas que viven en las ciudades sólo pueden tener un hijo; en las zonas rurales, se permite un segundo hijo al cabo de varios años tras el nacimiento del primero, y a las minorías étnicas se les permiten más. Con esta política coactiva, que ha incluido abortos forzosos, el índice de fecundidad se ha reducido a 1,8 hijos por mujer, dentro de una población que acaba de alcanzar los 1.300 millones.

Si la preferencia por los hijos varones estaba ya enraizada en China por razones culturales, con la implantación de la política del hijo único se ha robustecido por razones prácticas. Los padres chinos desean tener algún hijo varón para que les ayude cuando sean ancianos, ya que una hija, al casarse, pasa a formar parte de la familia del marido. Así que, para no agotar el cupo del hijo único, muchas mujeres abortan al saber que esperan a una hija.

Para salir al paso de estas prácticas, el gobierno aprobó en 2002 una ley sobre planificación familiar que -aparte de consagrar de iure la política del hijo único- prohibía el diagnóstico prenatal del sexo y el aborto selectivo de niñas. Hasta ahora las prohibiciones legales han sido burladas con relativa facilidad, gracias a la ayuda de médicos que practican abortos ilegales y a la corrupción de algunos funcionarios que hacen la vista gorda por dinero. En julio de 2004, dirigentes del gobierno anunciaron mayor dureza para hacer cumplir la ley contra la criba de niñas (cfr. Aceprensa 103/04).

Los demógrafos llevan años advirtiendo sobre los peligros del desequilibrio de sexos, y prevén que entre 2020 y 2050 China podría tener 40 millones de solteros incapaces de encontrar esposa. El gobierno chino asegura que el déficit de niñas no se debe exclusivamente a la política del hijo único, pues también en países como Corea y la India se da el desequilibrio de sexos. Pero la realidad es que, en 1982, poco después de que se implantara la política del hijo único, la ratio era de 107 niños por cada 100 niñas, y que ahora ha subido hasta 119 por 100. En el desequilibrio no solo influye el aborto, sino también la atención después del parto. Así lo muestra la tasa de mortalidad de los menores de cinco años, que en el periodo 2000-2005 fue de 39 por mil entre los niños frente a 47 por mil entre las niñas.

Ayudas para familias con niñas

En las zonas rurales -donde los hijos varones son especialmente útiles por su fuerza física- la situación es incluso más grave. Así, en la provincia de Fuji, la proporción es de 134 niños por cada 100 niñas. En el campo, donde no existe todavía un sistema de seguridad social, tener un hijo equivale a asegurarse una pensión de jubilación. Por esta razón, el gobierno ha puesto en marcha un plan piloto para ayudar económicamente a algunas familias campesinas que tengan un solo hijo varón o solamente hijas. Se va a hacer un plan piloto con 300.000 ancianos, que recibirán una pensión anual de 180 dólares.

Junto a estas ayudas económicas, el gobierno ha anunciado la revisión del Código Penal para considerar delito los abortos selectivos por sexo. Además, desde hace unos meses, en algunos colegios están en marcha campañas de opinión pública para promover el aprecio por las niñas. Según informa International Herald Tribune (31-01-2005), en la escuela secundaria de Laxi las niñas que provienen de familias pobres o de familias con dos hijas tienen derecho a matrícula gratis.

El año pasado el gobierno creó un grupo de investigación de 250 demógrafos y otros expertos para estudiar remedios al desequilibrio de sexos y al envejecimiento de la población, y plantearse si China debe cambiar hacia una política nacional de dos hijos por familia.

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