China se propone corregir el déficit de niñas

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El año pasado nacieron en China 117 niños por cada 100 niñas, proporción muy superior a la natural (105/100) y que no baja desde 2000. Los demógrafos llevan años advirtiendo sobre este desequilibrio, que causará un déficit de unos 30 millones de mujeres, al menos, entre 2020 y 2050 (ver servicio 42/95). El gobierno de Pekín ha empezado a preocuparse seriamente: la semana pasada anunció una serie de medidas para que la ratio de sexos en los nacimientos vuelva a la normalidad en 2010.

La desproporción se debe a la preferencia tradicional por los hijos varones, más la posibilidad moderna de conocer el sexo del feto, lo que permite el aborto selectivo. Sobre todo en el campo, los ancianos quedan desamparados si no tienen algún hijo varón, pues las hijas casadas se desvinculan de sus padres. Por eso las parejas que no tengan ningún hijo varón recibirán a partir de los 60 años un subsidio anual de 600 yuan (100 dólares). Además, el gobierno emprenderá una campaña de opinión pública para promover el aprecio por las niñas.

A la vez, el gobierno empleará mayor dureza en hacer cumplir la ley contra la criba de niñas. Desde 2002 están prohibidos el diagnóstico prenatal del sexo y el aborto selectivo (ver servicio 4/02). Pero estas medidas no han tenido gran efecto, como tampoco en la India, donde están en vigor desde hace mucho más tiempo (ver servicio 112/03).

Al anunciar las nuevas disposiciones, el viceministro de la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar, Zhao Baige, negó expresamente que la ley china del hijo único tuviera que ver con el desequilibrio de sexos. Alegó que en Corea del Sur, donde no hay limitación legal de nacimientos, la ratio es de 114 niños por 100 niñas. Pero, aunque el problema existe también en otros países de Asia oriental, en China la ley de control de la natalidad ha contribuido a agravarlo. En 1982, poco después de que se implantara la política del hijo único, la ratio china era 107/100. Sin embargo, Zhao insistió en defender el control demográfico chino, que hasta ahora ha evitado -dijo- 300 millones de nacimientos.

La política del hijo único, por lo demás, se ha impuesto a menudo con métodos brutales, como esterilizaciones y abortos forzados. Por esta razón, el gobierno de EE.UU. decidió la semana pasada retirar, por tercer año consecutivo, las subvenciones al Fondo de Población de la ONU (FNUP), que coopera con el régimen chino en programas de planificación familiar. La medida supone para el FNUP perder 34 millones de dólares, algo más del 10% de su presupuesto (300 millones). El FNUP ha vuelto a negar categóricamente toda complicidad con abortos forzados en China. El gobierno norteamericano reconoce buenas intenciones al FNUP, pero sostiene que la colaboración con el régimen chino lo implica, de hecho, en programas oficiales coercitivos. Y la llamada ley Kemp-Kasten, vigente en EE.UU., prohíbe destinar fondo federales a organismos que participen en tales políticas.

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