Canadá: líderes religiosos firman una declaración sobre el matrimonio

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El matrimonio es «un pacto público entre un hombre y una mujer en una relación de amor duradera y exclusiva, mediante la cual se enriquece la sociedad». Así lo afirma una declaración común suscrita por los líderes de más de cuarenta credos o comunidades religiosas de Canadá, donde la ley reconoce el «matrimonio homosexual» desde julio de 2005.

«Como diferentes comunidades de fe, nos hemos unido para presentar al Parlamento y a la sociedad nuestra visión común del matrimonio», explicó Bruce J. Clemenger, presidente de la Asociación Evangélica de Canadá. «El primer ministro, al promover una votación para reabrir el debate del matrimonio, da a los canadienses la oportunidad de tener una segunda reflexión seria sobre el tema», añadió Clemenger. Entre los firmantes están el presidente de la Conferencia Episcopal católica, obispos de Iglesias ortodoxas, líderes de confesiones baptistas, evangélicas, adventistas, representantes de consejos supremos musulmanes…

Los lideres religiosos suscriben que «la institución del matrimonio asegura a los hijos su derecho inalienable a conocer y ser criados por un padre y una madre en el tipo de relación más estable». Y el derecho de los niños debe prevalecer sobre la libertad de los adultos.

Para los líderes religiosos, lo que está en juego es el bien común. «Como institución social, el matrimonio concierne primariamente al bien común y no a los derechos individuales. El matrimonio de un hombre y de una mujer merece por lo tanto una protección especial del gobierno y un reconocimiento social. El interés del Estado en la institución del matrimonio ha sido siempre, y debe seguir siendo, que permanezca como la unión de un hombre y de una mujer, para el bien de la sociedad. El reconocimiento por parte de la ley y de la política pública de esta relación característica tiene una importancia vital para la estabilidad y la seguridad de nuestro país y de los niños».

«Cambiar la definición del matrimonio presupone repudiar una historia y una experiencia milenaria», alertan los firmantes. «Redefinir el matrimonio como la unión ‘entre dos personas’ eclipsa la esencia y el fin principal del matrimonio; se pierde la íntima conexión entre el matrimonio, la complementariedad de los sexos, la procreación y la crianza de los hijos. Cuando se le separa de su naturaleza y finalidad, el matrimonio se convierte en un simple eufemismo».

Aunque la realidad del matrimonio en Canadá no siempre esté a la altura del ideal, esto no es motivo para desviarlo de su propósito. «El matrimonio, como alianza de por vida entre un hombre y una mujer, tiene más antigüedad que nuestro sistema democrático y parlamentario más antiguo, más que nuestro sistema judicial, y es aceptado universalmente en mayor medida que cualquier código legislativo que se haya promulgado jamás», añaden.

Los firmantes concluyen su Declaración con un llamamiento a los parlamentarios y a todos los canadienses a fin de que reconsideren la decisión de redefinir el matrimonio y trabajen juntos «para restablecer en el derecho y en la política pública la histórica y universal definición del matrimonio», asegurando así a las generaciones futuras que no se perderá la distintiva y fundamental institución del matrimonio.

ACEPRENSA____________________

La declaración está disponible en francés o inglés

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