Ucronía ambientada en España a comienzos del siglo XX, con la que el autor, con un crudo realismo, denuncia la violencia programada que aniquila al individuo.
Escrita con un estilo sobrio y esencial, con dosificadas dosis de violencia, la novela cuenta la angustiada peripecia de un niño que huye y que solo encuentra la protección de un pastor de cabras.