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Si quieres buenos profesores, da autonomía a las escuelas

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Los profesores competentes son la base de la enseñanza de calidad, y los resortes decisivos para tenerlos están más en las propias escuelas que en los ministerios. Esta es una de las conclusiones principales del informe sobre el profesorado que publicó la semana pasada la OCDE (1). Por eso recomienda reforzar la autonomía de los centros, que son los que pueden tomar medidas adaptadas a las necesidades reales.

El informe ofrece los primeros resultados de la Encuesta Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje (TALIS), realizada hace dos años entre más de 4.000 directores de centros y unos 90.000 profesores de 23 países, todos europeos menos dos americanos (Brasil y México), tres asiáticos (Corea del Sur, Malasia y Turquía) y uno de Oceanía (Australia). De los 17 europeos, 15 son de la UE, pero faltan los más grandes: Alemania, Francia y Gran Bretaña. La muestra se tomó de unas 200 escuelas, públicas o privadas, por país, y es representativa de un total de unos dos millones de profesores que ejercen con alumnos de primer ciclo de secundaria, el nivel educativo elegido para el estudio.

Mayoría femenina

En todos los países, la mayoría de ese cuerpo docente es femenina: casi el 70% por término medio. El predominio es muy marcado (80-85%) en los países de Europa oriental, y más suave (menos del 60%) en México, España y Turquía. En cambio, las mujeres son menos de la mitad, el 45% de media, de los directores de centros.

La TALIS no ha sondeado las causas de este desequilibrio entre los sexos, pero el informe señala que es motivo de dos preocupaciones: que falten modelos para los alumnos varones más problemáticos y que si no hay más hombres dispuestos a dedicarse a la docencia no se pueda satisfacer las necesidades futuras de profesorado.

Y pronto hará falta una buena renovación, pues el cuerpo docente actual está envejeciendo, como indica este dato: la proporción de profesores mayores de 50 años (27%) casi duplica la de menores de 30 (15%). A cambio, casi dos tercios del total cuentan con experiencia superior a diez años.

Desde el punto de vista laboral, la profesión es estable. El 85% de los profesores son funcionarios o tienen contratos de duración indefinida.

El ambiente es difícil de cambiar

El estudio se basa en sendos cuestionarios rellenados por directores y profesores. Con esos dos diversos puntos de vista, pretende sobre todo averiguar cómo influyen distintos factores en dos aspectos considerados decisivos para el buen desempeño de la labor docente. Uno es el que, con término tomado de la administración de empresas, llama “autoeficacia” (self-efficacy): la confianza que el profesor tiene en su capacidad y su percepción de la eficacia de su propio trabajo. El otro es el ambiente del aula, que facilita o estorba la docencia y determina en buena parte la satisfacción del profesor.

El informe va repasando cómo se relacionan con esos aspectos la formación continua del profesorado, las evaluaciones del trabajo de cada uno o de la escuela entera, las principales teorías y prácticas pedagógicas, la cooperación entre los miembros del cuerpo docente… Resulta que, en general, esos factores influyen sensiblemente en la confianza del profesor, pero poco en el ambiente del aula.

Por ejemplo, los profesores que reciben más formación continua se sienten más seguros y mejor preparados, pero no por eso dicen que el clima en clase sea mejor. Lo mismo ocurre con la cooperación entre colegas. Tampoco la práctica de evaluar a los profesores o a toda la escuela tiene relación detectable.

Es una pena que no se encuentre alguna tecla, pues el ambiente en la clase condiciona bastante los frutos del trabajo docente. En la mayoría de los países, el mal comportamiento de los alumnos, junto con tareas administrativas, hace perder a uno de cada cuatro profesores casi un tercio del tiempo disponible para enseñar. Y el 60% están en escuelas donde, según el director, hay problemas de indisciplina que perjudican notablemente la docencia. En esto, los que están peor son los de Brasil, Malasia, Portugal y España, donde poner orden consume más del 15% del tiempo de clase. Pero, como se verá abajo, esto es un problema de algunos profesores en mayor medida que de algunas escuelas.

Mucha formación continua

Sobre formación del profesorado, la encuesta revela que, en general, es abundante pero no suficiente o satisfactoria. Casi el 90% de los profesores habían tenido alguna actividad de formación continua en los 18 meses antes de que respondieran al cuestionario. Sin embargo, más de un tercio de los profesores trabajan en centros donde el director se queja de que faltan profesores cualificados (excepción: solo el 12% en Polonia). La proporción es muy alta en Estonia, México y Turquía.

Los profesores se dejan evaluar

Los profesores, acostumbrados a calificar a sus alumnos, no rehúsan que a ellos mismos les pongan nota. Les parece justo y dicen que les da una información útil para mejorar su trabajo. Entre el 70% y el 80% de los profesores están en escuelas donde se evalúa al cuerpo docente. Los porcentajes más altos, superiores al 95%, se dan en Bulgaria, Eslovaquia, Lituania y Malta; los más bajos, en Italia (45%) y España (55%).

Pero la evaluación apenas tiene consecuencias: el 90% de los encuestados dice que no afecta a la retribución, y el 84%, que no repercute en la promoción profesional. Según tres de cada cuatro, no reciben reconocimiento alguno por mejorar su trabajo o introducir innovaciones pedagógicas, y en sus escuelas no hay penalizaciones ni despidos por incompetencia persistente.

Esta rara política de personal tiene mucho que ver con la limitada autonomía que tienen la mayoría de las escuelas en este capítulo. Tres de cada cuatro profesores trabajan en colegios donde la dirección carece de competencia sobre salarios. Más extendidos están otros poderes: contratar y despedir profesores (en las escuelas de dos tercios de los de los encuestados), aprobar y administrar el presupuesto (tres cuartas partes), fijar las normas de disciplina (95%).

España figura la quinta por la cola en la tabla de autonomía escolar, en lo que se refiere a contratación de profesores y a aumentos salariales. Aparece unos puestos más arriba en despidos y en presupuesto. Y no se olvide que algunas de esas libertades solo existen en los centros privados.

Dejar que decidan los que pisan el terreno

El estudio recomienda dar más autonomía a las escuelas por un repetido descubrimiento de la TALIS: en varios aspectos, hay mayores diferencias entre profesores que entre escuelas y países. Así, la encuesta no detecta muchos casos de contraste claro entre unas escuelas con generalizado mal ambiente en clase y otras con ambiente bueno; sobre todo, halla dentro de una misma escuela profesores con problemas de indisciplina y otros que no los tienen. Esto se aprecia en las dos medidas que usa la TALIS para evaluar el ambiente: la opinión de los profesores sobre su mejor o peor relación con los estudiantes, y el tiempo de docencia perdido por culpa de alumnos que perturban el desarrollo de las clases. También las diferencias en “autoeficacia”, señala el informe, se dan principalmente entre unos profesores y otros, con independencia de la escuela o del país en que estén.

De ahí deducen los autores del informe que las intervenciones desde arriba serán menos eficaces que las medidas tomadas por los responsables inmediatos de los centros. Pues no parece haber tanto un problema general de disciplina cuanto dificultades de profesores determinados para manejar la clase. La oferta de formación será más atinada si se da voz a quienes mejor saben qué necesitan y demandan los profesores. Las escuelas tendrán más posibilidades de reunir el equipo docente adecuado si el órgano directivo goza de mayor libertad para seleccionar a los candidatos, retribuir a los profesores según su rendimiento y desprenderse de los que no funcionan. En palabras del estudio: “La autonomía de los centros es un factor importante para que los responsables de las escuelas afronten las cuestiones tratadas en este informe, y devolverles competencias puede facilitárselo”.

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NOTAS

(1) Creating Effective Teaching and Learning Environments: First Results from TALIS, OECD Publications, París (2009), 307 págs.

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