Preocupa el retraso escolar de los chicos

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Las cifras lo prueban: entre los chicos hay más fracaso escolar que entre las chicas y más descontento con la escuela. Puede haber múltiples causas, pero no cabe duda de que el sistema actual no se adapta bien a los chicos. Para atender mejor a sus necesidades y acomodarse a la maduración más lenta de los chicos, algunos países empiezan a ofrecer fórmulas de enseñanza diferenciada por sexos.

Actualmente, la tasa femenina de obtención de un título de estudios secundarios de segundo ciclo supera a la masculina en casi todos los países de la OCDE (87% para las mujeres frente a un 78% de los chicos del mismo grupo de edad). España es uno de los países donde la diferencia es más alta (quince puntos a favor de ellas), pero también hay otros países donde supera los diez puntos de porcentaje a favor de las mujeres.

En Francia, la difundida revista Famille Chrétienne (21-09-2007) aborda las dificultades de los chicos en un reportaje de Florence Briére-Loth. El primer problema en muchos casos es la falta de modelos masculinos de referencia. Si en la familia es la madre sobre todo quien educa a los hijos, en la escuela la docencia está cada vez más feminizada: hoy el 80% de los profesores de liceo son mujeres.

Esto influye en el modo de plantear la enseñanza. Por su maduración más rápida, las chicas destacan más en la expresión oral y escrita, son más regulares en los estudios y más cooperativas. A los chicos, el tipo de enseñanza centrado en lo verbal, lo formal y alejada de lo concreto, a menudo les aburre.

En las escuelas americanas también lo han notado. Un reportaje que acaba de publicarse en Christian Science Monitor (CSM) (20-09-2007) advierte que “cuando los chicos jóvenes llegan hoy al colegio, entran en un mundo dominado por maestras y administradoras, dado que el porcentaje de profesores masculinos en los colegios públicos de la nación es el más bajo de los últimos 40 años. Las chicas que están a su alrededor leen más deprisa, controlan sus emociones mejor, y están más cómodas con el énfasis de la educación actual en el trabajo en equipo y en la expresión de los sentimientos”. En cambio, los chicos “apenas encuentran algo de la acción física o la competición que a menudo les gusta”.

También el artículo sobre la situación francesa reconoce que los chicos van más rápidamente a lo esencial, están más a gusto en la acción y en el movimiento, aprenden mejor si pueden moverse, manipular, atenerse a lo concreto… pero se les pide que estén tranquilamente sentados escuchando, conforme a un modo de aprendizaje más femenino”.

Por estas y otras razones los chicos tienen problemas para prestar atención en clase, son más propensos a sufrir problemas de desarrollo, y son más castigados por revoltosos. Como reacción, los chicos no siguen las normas y frecuentemente acaban por sentir aversión a la escuela. Los chicos de familias de ingresos bajos son los que llevan la peor parte.

Coeducación no equivale a igualdad

Durante mucho tiempo se ha creído que la coeducación resolvía por sí sola la cuestión de la igualdad, pero los hechos son tozudos. En Francia, según Nicole Mosconi, agregada de filosofía, se advierte un refuerzo de los estereotipos: chicos que se comportan como machos indisciplinados y chicas que acentúan su feminidad. La realidad es que hay una degradación de las relaciones entre chicos y chicas en todos los tipos de centros. Los chicos actúan con más familiaridad, pero con menos respeto. Las agresiones y las injurias sexistas están a la orden del día.

Como son ellas las que sacan mejores notas, incluso está mal visto entre los chicos destacar en los estudios, como si fuera una debilidad. El chico que se siente atrasado respecto a las chicas, se defiende con una sobredosis de fuerza física, de provocación y de lenguaje deformado. “El fenómeno es más acentuado en los medios desfavorecidos”, explica Michel Fize, autor de Les pièges de la mixité scolaire (“Las trampas de la escuela mixta”, cfr. Aceprensa 120/03).

Otro obstáculo para los estudios: “Los chicos son atraídos por las chicas cuando todavía no se conocen a sí mismos”, explica Alix Novello. “Se sienten muy perturbados por esta sexualidad que crece con fuerza en ellos. Las chicas tienen un poder que no saben medir”.

Aunque en Francia la enseñanza mixta es un tabú como la laicidad, van introduciéndose fórmulas más flexibles en ciertas etapas o disciplinas. Famille Chrétienne cita algún colegio parisino donde hay clases separadas por sexos en la primera etapa de secundaria (11 a 15 años), liceos profesionales con clases específicas para chicas, otros con clases no mixtas para quienes lo desean… A estos casos hay que agregar aquellos centros no estatales que siempre han mantenido la enseñanza diferenciada.

En EE.UU., dice CSM, “mientras que la opción por la enseñanza diferenciada siempre ha estado presente en las escuelas parroquiales y privadas, hasta hace un año, menos de 250 escuelas públicas, repartidas en 33 estados, la facilitaban”. Pero, “ante el deterioro de la situación escolar de los chicos, el pasado otoño el Departamento de Educación dio finalmente a los distritos escolares la flexibilidad para introducir clases separadas por sexos. Todavía no ha pasado tiempo suficiente para ver con perspectiva los resultados, pero hay datos aislados que indican que ha beneficiado a ambos sexos” (cfr. Aceprensa en Internet: “Estados Unidos: Se aprueba la educación diferenciada en las escuelas públicas”, 25-10-2006).

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