La escuela, cenicienta del África subsahariana

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Unos 40 millones de niños en el África subsahariana no reciben enseñanza primaria, según cálculos de UNICEF. Al ritmo actual, en el año 2015 el número habrá aumentado hasta más de 56 millones. Sin embargo, proporcionar educación a todos los niños africanos no sería muy difícil ni muy caro, como muestra la experiencia de algunos países, dice un estudio recién publicado por la ONG británica Oxfam. El problema está en que los recursos necesarios se emplean en otras cosas.

Hoy, los países africanos gastan en educación por cada niño la mitad que hace veinte años. La deuda externa es uno de los principales motivos. Los planes de ajuste exigidos por el FMI y el Banco Mundial han obligado a reducir el gasto público, y la educación ha sido uno de los sectores más afectados por los recortes. Por ejemplo, Tanzania dedica al pago de la deuda más del triple que al sistema educativo, cuyos recursos han bajado un 66% en el último decenio. En Zambia, los intereses de la deuda equivalen al 10% del PIB. En consecuencia, más de 550.000 niños estaban excluidos de la escuela en 1996. Sin embargo, el gobierno de Zambia sí encuentra dinero para defensa: de hecho, esta partida del presupuesto ha subido del 1,1% del PIB en 1985 al 1,8% en 1996. En Tanzania, las fuerzas armadas se llevan el 3,3% del PIB.

Según UNICEF, bastarían 2.000 millones de dólares más al año para escolarizar a todos los niños del África subsahariana. Esa suma no es muy grande: supondría sólo elevar un punto el porcentaje del PIB dedicado a educación, del 2% actual al 3%. Para hallar esos recursos, se impone un alivio de la deuda externa. Pero Oxfam no es partidaria de una condonación sin condiciones, pues estima que eso induciría a los gobiernos a gastar en armas los recursos adicionales. Esta ONG considera preferible condicionar el desahogo de la deuda al impulso del gasto en educación.

Oxfam también sostiene que se debería reformar la ayuda al desarrollo, para que beneficie más a la escuela. En la actualidad, sólo el 15% de la ayuda exterior va destinada a educación y sanidad, y precisamente los países con menores tasas de escolaridad han sufrido los mayores recortes en las ayudas.

De todas formas, Oxfam advierte que el dinero no es todo. Su informe trae una clasificación de países en desarrollo según diversos indicadores, como número de matriculaciones, proporción de niños que completan cuatro años de escuela o tasas de escolaridad de las niñas. Resulta que países como Zimbabue o Botsuana obtienen mejores resultados en la clasificación de Oxfam que otros sensiblemente más ricos en términos de PIB por habitante, como Kuwait o Sudáfrica.

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