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Japón: cierre de escuelas por falta de niños

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El descenso del número de niños y jóvenes en Japón, como efecto acumulado de la progresiva caída de la natalidad, está llevando al cierre de escuelas y a la pérdida de empleo de los maestros.

Según las previsiones del Instituto Nacional de Población, a partir de 2006 Japón experimentará un rápido descenso demográfico. De los 128 millones de habitantes a los que se llegará el próximo año, se pasará en 2015 a 126 millones, y en 2050 a unos 100 millones.

La escasa fecundidad (1,38 hijos por mujer) y la elevada longevidad (con una esperanza de vida de 81 años) ha provocado un notable envejecimiento de la población. Según los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior (octubre 2003), la población entre 0 y 14 años alcanzó los 17,9 millones, lo que representa sólo el 14% de la población total. La población de 15 a 64 años llegó a los 85,4 millones (67%). Y el grupo comprendido por personas mayores de 65 años alcanzó los 24,3 millones (19% de la población total). Esto significa que se consolida la tendencia al descenso de la población infantil y de la de 15 a 65 años, mientras que continúa creciendo la población mayor de 65 años.

Una consecuencia es el cierre de escuelas en muchas localidades del país. Durante la pasada década se cerraron más de 2.000 escuelas de primaria y secundaria (ver Aceprensa 2/04). El número de alumnos de estos niveles de enseñanza descendió de 13,42 millones en 1994 a 10,83 millones en 2002. Cerca de 63.000 profesores se quedaron sin trabajo. Las previsiones para el futuro no son muy optimistas: a falta de un giro importante en la natalidad, durante los próximos años se cerrarán cerca de 300 escuelas al año.

Debido a los flujos migratorios del campo a la ciudad, donde primero se ha hecho notar la escasez de niños -con el consiguiente cierre de escuelas- es en las zonas rurales. Allí muchas escuelas han tenido que adaptarse a otros usos, como el de centros de atención a personas mayores.

La escasez de niños también ha tenido repercusiones en las ciudades más importantes. Así, en Tokio, los grandes almacenes han empezado a quitar de sus alrededores las zonas de recreo, sustituyendo los columpios y los toboganes por cafeterías y áreas de picnic para mayores. En la década de los noventa, Disney abrió a las afueras de Tokio un parque de atracciones donde no está prohibida la venta de alcohol, al ser su público mayoritariamente adulto. En ese mismo período de tiempo, cerraron cerca de 90 parques temáticos para niños.

Demógrafos y economistas no han dudado en calificar a la combinación de estos dos factores -falta de niños y envejecimiento de la población- como «el problema nacional más grave de Japón». Mientras no corrija el desequilibrio demográfico, Japón podría ver comprometida su capacidad para continuar siendo la segunda potencia económica mundial.

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