El apoyo familiar apuntala la sexualidad adolescente

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Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 94/13

Para prevenir las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos juveniles, la American Academy of Pediatrics (AAP) ha recomendado recientemente a los pediatras que distribuyan preservativos en sus consultas. Pero el American College of Pediatricians (ACP) recuerda que esta estrategia está siendo ineficaz y propone otra más amplia basada en el apoyo de la familia a los adolescentes.

El ACP es una organización de pediatras y otros profesionales de la salud, fundada en 2002, que ha polemizado con la AAP a raíz de las tomas de postura de esta sobre sexualidad y adolescentes. Ante la propuesta de más condones, frecuente en los programas de educación sexual, el ACP cree que los jóvenes necesitan escuchar otros mensajes que les ayuden a evitar experiencias sexuales prematuras.

Esta recomendación tiene sentido, sobre todo a la luz de los últimos datos sobre EE.UU. que acaba de publicar el National Center for Health Statistics (NCHS). La tasa de natalidad en chicas de 15 a 19 años fue en 2012 de 29,4 nacimientos por mil, un descenso de casi la mitad respecto a 1991. También ha descendido la tasa de abortos juveniles: de 40,3 por mil chicas en 1990 a 16,6 por mil en 2009.

Sally Curtin, una de las autoras del informe del NCHS, explica al Washington Post que el descenso se debe a que ha aumentado notablemente el porcentaje de chicas que deciden no tener relaciones sexuales y a que se ha extendido el uso de anticonceptivos entre las que sí deciden tenerlas.

Por eso no se entiende por qué los programas de educación sexual que promueven la abstinencia siguen siendo minoritarios. Con unos datos muy parecidos a los del NCHS, la agencia estadounidense Centres for Disease Control and Prevention recomienda en primer lugar “la promoción continuada del retraso en el inicio de las relaciones sexuales”, si bien no descarta los métodos anticonceptivos (cfr. Aceprensa, 22-05-2012).

“Los programas basados en la abstinencia antes del matrimonio también ayudan a los adolescentes a desarrollar rasgos positivos de su personalidad”

Crecen las enfermedades de transmisión sexual
Michelle A. Cretella, vicepresidenta del ACP y directora de su comité sobre sexualidad adolescente, recuerda que casi cuarenta años después de las primeras campañas de educación sexual basadas solo en la contracepción, los jóvenes estadounidenses se enfrentan a la expansión de una triple epidemia de enfermedades de transmisión sexual (ETS), embarazos precoces y depresión. Por eso critica que la AAP siga insistiendo en una estrategia que no está dando resultados.

Según explica en un artículo publicado por MercatorNet, los adolescentes y los jóvenes menores de 25 años que tienen relaciones sexuales acaparan el 50% de los 19 millones de nuevos casos de ETS que se producen anualmente en EE.UU. Uno de cada cinco mayores de 12 años tiene herpes genital, y una de cada cuatro chicas sexualmente activas de más de 13 años ha contraído al menos una ETS.

También es preocupante que una de cada trece jóvenes quede embarazada en los cursos finales de secundaria. Como recuerda Cretella, “los embarazos de adolescentes reducen el rendimiento escolar y las oportunidades laborales de las [que deciden ser] madres, hacen más probable que la familia termine viviendo en la pobreza y aumenta el riesgo de efectos perjudiciales a largo plazo para los hijos”.

La paradójica relación entre el aumento del uso de preservativos y el aumento de las tasas de ETS (y, en algunos casos, de las de embarazo juvenil) se ha observado también en Tailandia, España o Gran Bretaña, donde las infecciones han ascendido pese a la obsesión de sus gobiernos por difundir el uso del preservativo entre los jóvenes.

La píldora del día siguiente (PDS) tampoco ha servido para reducir los embarazos y los abortos ni en Gran Bretaña ni en España (cfr. Aceprensa, 8-01-2008). La política seguida en Gran Bretaña no ha impedido que las infecciones hayan aumentado un 12% entre las británicas menores de 16 años y un 5% entre las de menos de 18.

La mitad de los 19 millones de nuevos casos de enfermedades de transmisión sexual que se producen anualmente en EE.UU. corresponde a menores de 25 años

Riesgos que no previene el preservativo
Cretella cree que detrás de la correlación entre más preservativo y más infecciones hay dos factores. En primer lugar, que los jóvenes sepan utilizar correctamente el condón no significa que lo vayan a utilizar en momentos pasionales.

Además, el uso del preservativo puede generar un comportamiento desinhibido, lo que se llama “compensación de riesgo”. Según esta teoría, respaldada por el investigador de Harvard Edward Green y otros expertos, ciertas medidas preventivas pueden hacer que las personas se sientan completamente seguras, lo que al final les llevan a adoptar riesgos mayores. No es infrecuente que quienes usan el preservativo terminen asumiendo un riesgo mayor que si no lo usaran.

El preservativo tampoco previene frente a algunos riesgos asociados a las experiencias sexuales prematuras como la baja autoestima, la depresión o el riesgo de suicidio.

El apoyo familiar, una estrategia integral
Frente a los programas de educación sexual que se limitan a ofrecer medidas de protección para no contraer infecciones o evitar embarazos, el American College of Pediatricians promueve una visión responsable de la sexualidad que ayude a los adolescentes a crecer en distintos ámbitos de su vida. De poco sirve una educación meramente preventiva si los jóvenes no hacen propias una serie de ideas sobre el amor, el respeto, la lealtad, el sacrificio o la delicadeza.

“Los programas basados en la abstinencia antes del matrimonio no se limitan a promover el retraso de las relaciones sexuales”, explica Alean Zeiler, del American College of Pediatricians. “También ayudan a los adolescentes a desarrollar rasgos positivos de su personalidad, les enseñan a comprometerse con objetivos a largo plazo y a establecer relaciones saludables desde el punto de vista afectivo”.

Para Cretella, establecer vínculos familiares sólidos con los niños y los adolescentes es mucho más eficaz que distribuir preservativos. La familia no solo proporciona el marco apropiado para comprender los conceptos que apuntalan un estilo de vida saludable: también funciona como un bálsamo sobre las heridas emocionales.

En cambio, cuando los médicos promueven el uso del preservativo y la contracepción, “socavan la autoridad de los padres y la fuerza del mensaje sobre la abstinencia”. En su opinión, “los padres y los médicos deben trabajar juntos para ofrecer una y otra vez orientaciones claras y firmes sobre el modo de alcanzar una salud óptima, a la vez que mantienen la calidez emocional y la conexión”.

Este es el enfoque que propone también el Instituto Médico de Salud Sexual, con sede en Texas, en su programa de educación sexual “Building Family Connections”.

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