El cierre de escuelas católicas en algunas zonas urbanas de Estados Unidos ha llevado a dos profesoras de la Universidad de Notre Dame a preguntarse qué ocurre con los barrios que se quedan sin colegio católico. La conclusión de Margaret Brining y Nicole Stelle Garnett en su libro Lost Classroom, Lost Community (1) es que allí donde cierran, disminuye la cohesión social y aumenta la delincuencia. Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 68/14 El prestigio
Suscripción
Contenido Oculto
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
AccederSuscripción