¿Baja el nivel? Un espejismo

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El Ministerio de Educación francés ha clasificado en un reciente informe los 500 mejores liceos -públicos y privados- del país, según los resultados de los alumnos en el examen final de bachillerato. Es una muestra de la corriente que, en varios países, intenta arrojar luz sobre la calidad de las escuelas. En el informe se desmiente que el nivel escolar en Francia esté descendiendo con los años, y destaca que la sociedad actual exige una preparación mayor para lograr un empleo.

El jefe del estudio, Claude Thélot -responsable de la Dirección de Evaluación y Prospectiva del Ministerio de Educación-, declara en una entrevista en L’Express que los bachilleres consiguen los mismos resultados hoy que hace doce años y que, en general, el nivel de conocimientos ha mejorado desde 1981. Por ejemplo, al comenzar la enseñanza secundaria, los alumnos dominan las operaciones fundamentales y la geometría mejor que hace treinta años.

También hay puntos débiles. Los alumnos hablan y escriben deficientemente. El 12% de los que comienzan la enseñanza secundaria no son capaces de comprender el sentido explícito de un texto. Para comprobar los conocimientos de ortografía se ha repetido con alumnos de hoy el dictado de un texto de Fénelon al que habían sido sometidos hace cien años alumnos de la misma edad. El resultado es que los estudiantes actuales cometen menos faltas, pero antaño había más estudiantes que no cometían ningún error, o sólo uno.

Según Thélot, las quejas sobre el descenso del nivel de conocimientos -sobre todo por parte de profesores- no responden a un problema real. Hay que tener en cuenta la extensión de la enseñanza. «Hace treinta años -señala Thélot-, solamente la mitad de una generación accedía a la enseñanza se-cundaria. Ahora los profesores de secundaria tienen en sus clases a una generación entera. En los liceos tienen a dos tercios. Otra explicación de esta ilusión óptica: los adultos, en general, son nostálgicos de su juventud, de su época. En fin, a los 50 años, ya no se tiene idea de lo que se sabía realmente a los 18. Se han añadido los conocimientos de la madurez, y una experiencia profesional».

El peor mal de la enseñanza francesa sigue siendo el fracaso escolar, que equivale cada vez más a fracaso social. En realidad, hace veinte años dejaba la escuela sin lograr ningún título, la cuarta parte de una generación. Ahora no acaba el 5-10%. Pero si entonces se podía abandonar la escuela y conseguir empleo, ahora esto es casi una quimera.

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