Un universitario al servicio del periodismo

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La muerte de Alfonso Nieto Tamargo (1932-2012) ha suscitado numerosos comentarios en la prensa española. Se recuerda que su labor fue fundamental para la incorporación de los estudios de Periodismo a la Universidad en España y para el desarrollo de la investigación en Empresa Informativa.

Director del Instituto de Periodismo y decano de la posterior Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra (1969-1974), fue el primer catedrático de Empresa Informativa en la Universidad Complutense de Madrid y después rector de la Universidad de Navarra durante trece años (1979-1991).

Carlos Barrera, director del Máster en Comunicación Política y Corporativa de la Universidad de Navarra, recuerda en Público que fue uno de los que “hicieron posible que muchas generaciones de periodistas y de comunicadores recibieran una sólida formación universitaria y no un simple adiestramiento en unas cuantas destrezas técnicas.”

“Corría el año 1969, se había designado a un nuevo ministro de Información y Turismo y se estaba debatiendo en las Cortes un proyecto de Ley General de Educación. Se presentó así una ocasión única para que el entonces director del Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra, Alfonso Nieto, junto con el director y subdirector de la Escuela Oficial de Periodismo (los conocidos periodistas Emilio Romero y Luis María Anson), pusieran en marcha una operación destinada a convertir el periodismo en estudio de rango universitario superior. No sin dificultades debido a las reticencias del mundo político, académico y periodístico, se consiguió.”

“Fue pionero en los estudios sobre las empresas informativas en España, y entre sus obras figuran varias que son aún hoy referencia ineludible en su campo. Todos sus discípulos y compañeros de trabajo hemos envidiado esa extraordinaria capacidad intelectual que demostró hasta prácticamente el final de su larga vida. A todo ello había que añadir su extraordinaria calidez humana, su exquisito trato con alumnos, doctorandos y colegas de claustro, a los que dedicaba lo mejor de su tiempo con gran generosidad.”

Facetas de un Don

Ángel Arrese observa que “algo muy especial tiene una persona cuando con toda naturalidad, como signo de cercanía, todo el mundo le trata de “Don”. Don Alfonso Nieto era una de esas personas tan especiales. En su caso, creo que la experiencia del “Don” le llegó muy joven, cuando le tocó asumir a temprana edad responsabilidades propias de gente más mayor (decano, catedrático, rector…). Por eso, en él el Don se convirtió en una especie de nombre de pila”.

Y luego Arrese va desarrollando diversas facetas de ese “don”. “El “Don” de Don Alfonso era el don del señorío, del respeto, de una dignidad especial; del reconocimiento que todos teníamos por su magnífica trayectoria universitaria, por lo que tanto había hecho, con derroche de generosidad y sacrificio, con un espíritu de servicio ejemplar, por el mundo de la Comunicación y por la Universidad de Navarra. Y más concretamente por tantos de nosotros, sus alumnos, colegas y discípulos, que gracias a él nos enamoramos de la vida universitaria, o como él solía decir, de la vida de la inteligencia.”

“Pero ese mismo “don”, ahora con minúsculas, era el de su don de gentes, el de su admirable capacidad de vivir para los demás, el de su inmensa humanidad. Una humanidad que le hacía ocuparse de todos los que le rodeaban, desde sus colegas del claustro hasta los bedeles, los carpinteros, las señoras de la limpieza, jardineros, etc. de una forma genuinamente personal, con una exquisita cercanía”.

El “Don” de Don Alfonso era también “el don de las universidades británicas, el de los maestros y tutores de Oxford y Cambridge. (…) Ese don británico, el de profesor universitario, lo cultivó hasta la excelencia, tanto en su dimensión docente como investigadora.”

Arrese recuerda que “con varias décadas de antelación advirtió la importancia de la profesionalización de la empresa informativa, anticipó la emergencia de la gratuidad en los medios, o reflexionó sobre algo que hoy a todos nos parece casi evidente: que el mercado de la información es el mercado del tiempo.”

“Por esa excelencia docente y investigadora, su magisterio ha creado escuela, sus discípulos se cuentan por decenas, y su extensa obra –incluidas las numerosas tesis doctorales que con tanta dedicación y tino dirigió- constituye una referencia ineludible en el campo de la empresa informativa y la economía de los medios, dentro y fuera de nuestras fronteras.”

“Don Alfonso, por último, disfrutó con plenitud de otro don muy especial: el don de la fe. Ese fue sin duda su gran don, el que daba sentido a todos los demás, y que pudo vivir intensamente en el Opus Dei, como hijo fiel de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Junto a él vivió momentos trascendentales para el impulso de la Universidad de Navarra, y muy en especial, para el reconocimiento de los estudios universitarios de Periodismo.”

En el origen de los cambios

Alfonso Sánchez-Tabernero, discípulo suyo, escribe en El Mundo: “A Nieto le apasionaba estar en el origen de los cambios, detectar tendencias, intuir nuevos fenómenos sociales y culturales. Acuñó el nombre de una disciplina científica –la Empresa informativa– y fue uno de los primeros en publicar artículos y monografías sobre cuestiones que más tarde se popularizaron, como el desarrollo de la radio de frecuencia modulada, el de la prensa gratuita o la concentración de medios”. Su último gran tema de investigación “trataba de detectar cómo se podían potenciar y medir los bienes intangibles de las empresas –sus marcas, su talento, su cohesión interna, su capacidad de generar ideas innovadoras…– porque estaba convencido de que ahí radicaban las verdaderas ventajas competitivas”.

El profesor Nieto colaboró también en la creación de la primera Facultad de comunicación institucional de la Iglesia católica en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma), con el objetivo de que los profesionales que se hacen cargo de las tareas de comunicación en instituciones de la Iglesia tengan una adecuada preparación universitaria.

Para Joaquín Navarro-Valls, que fue portavoz de Juan Pablo II y de Benedicto XVI en su primer año de pontificado, “el profesor Nieto fue uno de los más eficaces promotores de la acreditación académica del periodismo profesional. En los años 60, su intuición lo llevó a ser pionero en la promoción de las Facultades de Periodismo en Europa.Años más tarde,adelantándose también a su tiempo, promovió la profesionalización, a nivel también universitario, de quienacepta y realiza responsabilidades comunicativas en instituciones y estructuras de la Iglesia.Naturalmente sus ideas no fueron sólo teorizaciones estimables sino que en las dos dimensiones mencionadas,supo convertirsus intuiciones en realizaciones concretas, de algunas de las cuales soy testigo admirado y agradecido».

La Universidad de Navarra le ha dedicado este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=WlT42DrfWk0&feature=player_embedded

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