São Paulo prohíbe la publicidad callejera para reducir la «contaminación visual»

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Arquitectos y ecologistas han dado la bienvenida a esta medida que constituye, según el periodista Roberto Pompeu, «una victoria del interés público y la estética». Además de prohibir las vallas publicitarias, la ley regula al detalle las dimensiones de los escaparates, que estarán en función del tamaño de las fachadas. Afectará también a la propaganda callejera y a los anuncios en los transportes públicos, como taxis o autobuses, informa «International Herald Tribune» (13-12-2006).

El sector publicitario cree que esta medida en contra de la «contaminación visual» puede traer consecuencias económicas graves. Ha creado cierta inseguridad entre las empresas. Muchas de ellas invirtieron bastante dinero en contratos de autorización de publicidad callejera que ahora irremediablemente tendrán que ser suspendidos.

Esto explica que, desde que se aprobara la ley, las quejas no hayan cesado. Según Marcel Solimeo, presidente de la Asociación de Comerciantes que agrupa a 32.000 miembros, los perjudicados finales serán los propios consumidores que no dispondrán de información a la hora de elegir los productos. Otro factor a tener en cuenta es la pérdida de puestos de trabajo que provocará la medida.

Algunos entienden que lo más grave son las consecuencias sobre la libertad expresión de las empresas dedicadas a la publicidad, entendida como una forma de arte. En este sentido, Dalton Silvano, el único que votó en contra en el seno del Consejo de la Ciudad, cree que con este tipo de disposiciones São Paulo irá convirtiéndose paulatinamente en un lugar triste y apagado. «¿Qué sería de Nueva York sin la Times Square?», se pregunta.

Algunos antecedentes

No es la primera vez que las autoridades locales estudian estas medidas. Las propias compañías de publicidad reconocen que con frecuencia abusan del espacio público, lo que distorsiona la imagen de la ciudad, cuyas construcciones quedan escondidas tras enormes carteles.

Hace unos años se prohibió la publicidad en el centro histórico. Sin embargo los anunciantes no han sido muy escrupulosos en el cumplimiento de la ley. Se calcula que cerca de 13.000 vallas han sido instaladas de manera ilegal. Y con frecuencia los inspectores encargados de vigilar que no se infrinja la ley son sobornados por los anunciantes. En el nuevo proyecto se prevén sanciones de hasta 4.500 dólares, aunque no se sabe hasta qué punto serán eficaces.

El alcalde de São Paulo, Gilberto Kassab, reconoce que esta vez las medidas son más radicales y reformistas porque se pretende limpiar por completo la imagen de la ciudad, pero aún así cuentan con el apoyo mayoritario de la población. «Es una ley controvertida pero necesaria», dice. De la misma opinión es Roberto Tripoli, presidente del Consejo de la Ciudad y promotor del proyecto. «Estamos apostando» -señala- «por un cambio completo de cultura y alguien tiene que pagar el precio».

¿Cuánto durará la prohibición? Lo que tarde en cambiar el paisaje urbano. El alcalde reconoció que se esperará a que la situación esté bajo control para permitir, aunque sea de manera limitada y siempre bajo inspección, algunos anuncios en autobuses, marquesinas y relojes callejeros. No se pronunció sobre las vallas publicitarias.

São Paulo no es la única ciudad que ha decidido enfrentarse a la «contaminación visual». Lo mismo ocurrió a mediados de año en Buenos Aires, que decidió prohibir los carteles publicitarios en la avenida Lugones. La razón, sin embargo, es distinta: se buscaba que los conductores no se despistaran con los 94 paneles colocados allí («Clarín», 11-07-2006).

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