·

Niñas adultas, mujeres infantilizadas

publicado
DURACIÓN LECTURA: 6min.

Cada vez son más estudiados los efectos psicológicos y en el comportamiento que produce la imagen de la persona convertida en objeto sexual a través de los medios de comunicación. Algo que se transmite especialmente mediante la ropa, los mensajes y las poses de los protagonistas de anuncios, videoclips, pasarelas o series de televisión. Este fenómeno no afecta solo a la mujer, sino en la última década también a las niñas. Algunas iniciativas apuntan a una concienciación real y eficaz.

La presión sobre la sexualización exagerada es especialmente preocupante en las niñas. La crítica ácida a los concursos de belleza infantiles presente en la película Pequeña Miss Sunshine oculta verdaderos dramas.

Los efectos dañinos no solo se estriban en convertir a niñas en adultas sino también en infantilizar a mujeres mayores. En este sentido, ha llamado la atención que el organismo británico regulador de la publicidad retirase la imagen de la marca American Apparel donde una modelo de apariencia infantil (aunque era mayor de edad) mostraba un body-tanga en el catálogo online de la marca. El argumento utilizado para prohibir la imagen ha sido “los valores simbólicos que se transmiten e interpretan quienes reciben el mensaje”: las poses de la modelo “llevan a una excesiva sexualización de alguien no adulto”. Esta tendencia a sexualizar a los menores es una constante de la firma, que ha utilizado anteriormente desnudos y posados sexuales, y ha jugado con el rol de adulta-niña por mostrar la ropa interior de mujeres bajo minifaldas de estilo escolar.

No es la primera campaña retirada por iniciativa ciudadana en Reino Unido, donde trabajan conjunta y eficazmente los organismos éticos con ciudadanos, la industria de la moda y los publicitarios. Fue el caso de la imagen del perfume Oh Lola! de Marc Jacobs, donde una Dakota Fanning de 17 años vestía un atuendo corto y adoptaba una postura sexualmente sugerente.

Dos informes anglosajones

Ya hay autores (1) que identifican cómo este tipo de desfiles, anuncios o videoclips donde se otorga a las mujeres un matiz infantil, producen también los efectos perniciosos que la Asociación Psicológica Americana advertía ya en su informe de 2007: desde la depresión y sentimientos negativos hacia el propio cuerpo, hasta la tendencia al abuso sexual. El informe aseguraba que la proliferación de imágenes sexualizadas de las niñas y el merchandising son dañinos para la imagen que ellas tenían de sí mismas. Algo que repetiría el informe Bailey para Reino Unido en 2011, instando a la necesaria participación de la entera ciudadanía en combatir la raíz de estos males (cfr. Aceprensa, 10-06-2011).

Los dos informes anglosajones citados los firman académicos, aunando las fuerzas de padres de familia, educadores y del propio sector de la comunicación. Y apuntan a la influencia de los famosos. Una tendencia que se repite entre las celebrities y los creadores de opinión, que acaban marcando las conductas de las menores, por ejemplo, cuando califican la exhibición del cuerpo de “espectacular” o “atrevida”. Sin embargo, en los análisis más detallados de las estilistas, las que recurren a estas excentricidades a menudo son situadas entre las peores clasificadas de estilo, lo que “no debes hacer” y las peores vestidas.

Hacerse querer descubriendo la intimidad corporal

El fenómeno de usar el cuerpo como “campo de batalla”, como diría la Premio Príncipe de Asturias Caddy Adzuba al referirse a las congoleñas que son víctimas de violencia sexual, es especialmente influyente en las niñas y adolescentes, que pasan una etapa de construcción de su personalidad. Quizás el mayor drama de la cultura de estos países es que la mujer escoge despojarse del honor y la dignidad que en cambio la víctima de la violencia sexual en el Congo es condenada a perder.

¿En qué criterios nos podemos fijar para determinar qué hace a un niño (antes de los 13) un ser que destaca por sus valores sexuales? Un artículo reciente (2) analiza en concreto el incremento de características que sexualizan a las niñas, como son la ropa ajustada, que destaca el pecho, escotada, de estilo lencero, estampado animal o muy corta; los accesorios; tacones; mechas… Sus autores observan a la par la reducción de características infantiles (peinado recogido, zapatos planos y colores claros) en las revista de preadolescentes Girl’s Life desde 1994 hasta 2011 en Estados Unidos. Como consecuencia, los autores concluyen que estas imágenes suponen una limitación en la autoestima de las niñas y en la percepción de que son menos competentes y animan a desarrollar en ellas una respuesta crítica a los mensajes sexualizantes. Está comprobado que quienes tienen mayor formación basan menos su autoestima en la apariencia.

El documental emitido por ABC News Too sexy, too soon estima un gasto de 43.000 millones anualmente en EE.UU. en productos para niñas de 8 a 12 años, como pueden ser los de la línea Pink de Victoria’s Secret. En el camino de aprender la forma en la que quererse y sentirse queridas, no faltan los reportajes que destacan las tendencias (minis, transparencias, smoking superescotado) y les empujan a destacar en el aspecto sexual.

Sin embargo, la moda, como el cine, ha sabido reflejar los conflictos y derivar las moralejas oportunas. Si la actriz Jodie Foster en Taxi Driver representaba la esclavitud de una prostituta de 12 años que no quiere ser salvada de su entorno por el personaje interpretado por Robert de Niro (3), la modelo Cameron Russell apunta hoy soluciones en la charla TED que se convirtió en un éxito viral. Allí aparece con un vestido minifalda y tacones. Reconoce que está nerviosa, mientras se pone una falda más larga, un suéter encima de lo que ya no parece un vestido sino una combinación y cambia los tacones por unas bailarinas. Y advierte: “La moda es superficial y tiene gran impacto en nuestras vidas” (…) “Mi industria llama sexy a una persona agraciada en la lotería genética: alta, blanca, delgada (…) Ni siquiera me había desarrollado cuando hacía reportajes en bikini (…) Las modelos son las personas físicamente más inseguras”.

Informarnos sobre el funcionamiento de lo que consumimos y participar proponiendo alternativas facilitará elegir con mayor libertad. Es el caso de la revista y los cursos ofrecidos por tmagazine desde Reino Unido o de la Fundación Pineda en España.

Y producirá el cambio de mentalidad necesario para que los jóvenes aprendan a ver el cuerpo no como una barrera a la persona (representándola de manera ridícula, sexista, degradada e incapaz de razonar), sino como una pasarela hacia otros valores: inteligencia, simpatía, amabilidad: “lo que realmente quieren las personas reales”.

___________________

Notas

(1) Machia, M. & Lamb, S. (2009). “Sexualized innocence. Effects of Magazine Ads Portraying Adult Women as Sexy Little Girls”. Journal of Media Psychology, 21 (1), 15-24.

(2) Graff, K. A., Murnen, S.K. & Krause, A.K. (2013). “Low-Cut Shirts and High-Heeled Shoes: Increased Sexualization Across Time un Magazine Depiction of Girls”. Sex Roles, 69, 571-582.

(5) Girls Gone Skank: The Sexualization of Girls in American Culture (Patrice A. Oppliger, 2008. North Carolina, USA: McFarland & Company).

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.