El ensayo de la escritora inglesa George Eliot (1819-1880) sobre las novelas rosa de su época es perfectamente válido para novelas eróticas de hoy como “50 sombras de Grey”.

Pasan los años, se entierran modas, desaparecen subgéneros literarios, pero la novela rosa mantiene su presencia en el mercado editorial. Se trata de un fenómeno internacional, con muchas ramificaciones, pues los productos románticos y del sentimiento están en alza en nuestra sociedad. Desde un punto de vista literario y también sociológico no parece que las novelas rosa sean un prontuario de calidad y profundidad de sentimientos. Están basadas en esquemas muy simples, en personajes superficiales y, la mayoría, en un estilo acaramelado y cursi. La novela rosa fomenta el entretenimiento y proporciona a las lectoras un sucedáneo de felicidad. A lo largo de la historia de la literatura, la novela rosa, manteniendo sus puntos fuertes, ha ido adaptándose a los nuevos tiempos, incorporando otros conflictos y adaptando sus tramas y argumentos a la realidad sociológica de la mujer, aunque como constante hay que señalar la obsesión por describir las vidas sentimentales de los personajes de la alta sociedad, que residen casi siempre en ambientes exóticos o exclusivos. En la actualidad, la novela rosa se ha transformado en literatura chick-lit, es decir, un tipo de novelas que describen la vida profesional y personal de las mujeres actuales, mostrando abiertamente sus ilusiones y anhelos, también en el terreno sexual. Las dos autoras más representativas de este género son Helen Fielding, la autora de El diario de Bridget Jones, y Candace Bushnell, la creadora de Sexo en Nueva York. En los últimos meses hemos asistido a un nuevo proceso de reactualización del género con el éxito alcanzado por las novelas eróticas de E.L. James, la autora de la trilogía 50 sombras de Grey (Grijalbo) y Silvia Day, que ha escrito No te escondo nada (Espasa). Las dos novelas, basadas en los esquemas argumentales de la novela rosa actual y del chick-lit, incorporan como ingrediente fundamental el recurso a un erotismo explícito que en ocasiones llega incluso a lo pornográfico. Las dos autoras están alcanzando unas ventas millonarias y, como suele suceder, en breve asistiremos a una avalancha de novelas similares, con el erotismo como principal reclamo. Teniendo en cuenta este contexto, resulta altamente recomendable Las novelas tontas de ciertas damas novelistas (1), que la escritora inglesa George Eliot (1819-1880) publicó en 1856 en la Westminster Review. En este breve ensayo analiza las claves del éxito de algunas de las novelas románticas más populares de aquellos años, género que ya empleaba las características que antes hemos apuntado. La autora de El velo alzado, Middlemarch y El molino del Floss consideraba estas novelas románticas como un atentado contra la inteligencia femenina. Su análisis es irónico, mordaz y muy inteligente, pues Eliot considera estas novelas un engaño, una trampa y una tomadura de pelo literario. Eliot describe diferentes tipos de novelas románticas en función de su estilo, personajes e intenciones. Pero todas, afirma, “producen un género –basado en la fatuidad femenina- donde pueden incluirse la mayoría de estas novelas, que podíamos llamar del estilo de artimaña y confección”. Estas novelas suelen estar ambientadas en una alta sociedad culta, aunque para Eliot sus personajes son improbables e imposibles. Sus inquietudes están rebozadas de cursilería y sus tramas contienen incidentes absurdos. Dice Eliot, a propósito de una de estas autoras, que “confunde la imprecisión con la profundidad, la grandilocuencia con la elocuencia y la afectación con la originalidad”. Estos tratados de cursilería, como las define, “en lugar de estar escritas con un lenguaje sencillo, se adornan con ese peculiar estilo grandilocuente que emplean algunas novelistas para dar a sus escritos una pátina de antigüedad”. Para Eliot, una buena novela debe tener tres ingredientes: observación genuina, humor y pasión. Nada de esto hay en la literatura romántica sino una sucesión de tópicos y estereotipos muy alejados de la realidad. El ensayo de Eliot, inédito en castellano, mantiene todavía hoy una gran actualidad y sigue siendo muy leído. Y es que no es difícil encontrar entre los libros más vendidos de la literatura actual novelas que caen en los mismos defectos que ella apunta en su ensayo, libros que fomentan una evasión de cartón piedra y explotan unos sentimientos cursis y muy superficiales. _____________________________ (1) George Eliot, Las novelas tontas de ciertas damas novelistas. Impedimenta. Madrid (2012). 62 págs. 12,50 €. T.o.: Silly Novels by Lady Novelists. Traducción: Gabriela Bustelo.

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