El Papa da las gracias a los periodistas por transmitir su mensaje

publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

Roma. El 4 de junio, con ocasión del Jubileo de los Periodistas, Juan Pablo II ha agradecido a los profesionales de la información la dedicación con la que, durante sus años de Pontificado, han dado a conocer sus palabras y su actividad. El Santo Padre volvió a superar por elevación a cuantos pensaban que quizás habría dedicado su alocución a propinar un afectuoso «tirón de orejas» a los informadores.

«He deseado vivamente este encuentro con vosotros -dijo el Papa a las diez mil personas (periodistas y familias) que le escuchaban en el Aula Pablo VI-, no solo por la alegría de acompañaros en vuestro camino jubilar, sino por el deseo de cumplir con un deber personal de gratitud hacia los inmumerables profesionales que, a lo largo de los años de mi Pontificado, han trabajado con empeño para dar a conocer las palabras y obras de mi ministerio. Estoy profundamente agradecido por todo ese esfuerzo, por la objetividad y la cortesía que han caracterizado gran parte de este servicio, y pido al Señor que dé a cada uno la merecida recompensa».

El Papa centró el resto de su intervención en aspectos que suelen ser temas de debate entre los profesionales. Dijo que el índice de audiencia no puede ser el único criterio para escribir o transmitir. Recordó asimismo que «el periodismo no puede estar guiado solo por las fuerzas económicas, por el beneficio o los intereses de parte». Y subrayó que ninguna libertad, incluida la libertad de expresión, es absoluta, pues es necesario respetar «la dignidad y la legítima libertad de los demás». Mostró también otros aspectos en los que se manifiesta que el espíritu cristiano ilumina el quehacer profesional. «No se puede escribir, realizar o transmitir nada a costa de la verdad. Pienso aquí no solo en la verdad de los hechos de los que dais cuenta, sino en la ‘verdad del hombre’, en la dignidad de la persona humana en todas sus dimensiones». La conclusión del Papa es la convicción de que «es posible ser a la vez auténticos cristianos y excelentes periodistas».

La perspectiva positiva del trabajo de los profesionales de la información fue subrayada también por el cardenal Roger Etchegaray, presidente del Comité Central del Gran Jubileo, durante la misa que precedió a la audiencia con el Papa. Entre otras consideraciones, el cardenal recordó que hace nueve años celebró una misa en nombre del Papa en la Eslavonia oriental, concretamente en la catedral de Osijek, que tenía todavía recientes las huellas de la guerra. «Por razones de seguridad, no había nadie alrededor del altar: solo asistió a la misa un puñado de periodistas, y fue gracias a ellos como se pudo expresar la solidaridad de la Iglesia entera con los sufrimientos de todo un pueblo».

Diego ContrerasEl mercado no es lo primero

En coincidencia con el Jubileo de los Periodistas, el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales ha publicado un documento sobre la función de los medios de comunicación. Bajo el título Ética en las comunicaciones sociales, el texto resalta algunos principios que deben regir el trabajo de los profesionales.

Uno de ellos es el subrayado por Mons. John Foley, presidente del Consejo, en la presentación del documento: «Las decisiones sobre los contenidos y la orientación de los medios de comunicación no deben depender exclusivamente del mercado y de los factores económicos, es decir, del beneficio». La razón es que «los medios de comunicación -se lee en el documento- están llamados a servir a la dignidad humana, ayudando a la gente a vivir bien y actuar como personas en comunidad».

Contra eso va una práctica denunciada en el texto: «A menudo, los medios de comunicación difunden el relativismo ético y el utilitarismo, que caracterizan la actual cultura de la muerte». Y no vale excusarse diciendo que los medios se limitan a reflejar las costumbres vigentes, puesto que «también ejercen una poderosa influencia sobre esas costumbres y, por ello, tienen el grave deber de elevarlas y no degradarlas».

El documento se refiere también a la relación entre los medios de comunicación y la Iglesia. A este respecto, señala que existen tentaciones por ambas partes. Las de los medios son «tratar la religión con incomprensión y hasta con desprecio; promover las modas religiosas con menoscabo de la fe tradicional; tratar a los grupos religiosos legítimos con hostilidad». Por parte de los miembros de la Iglesia, cabe el peligro de presentar los mensajes religiosos «con estilo emotivo y manipulado», o el de «practicar innecesariamente el secreto, por lo demás pecando contra la verdad». Frente a estas tentaciones, el comunicador cristiano tiene una doble misión: «Clamar contra los falsos ídolos de nuestro tiempo -materialismo, hedonismo, consumismo, etc.-» y ofrecer a todos «un cuerpo de verdades morales basadas en la dignidad y los derechos humanos, la opción preferencial por los pobres, el destino universal de los bienes, el amor a los enemigos y el respeto incondicional de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural».

En cuanto a los usuarios de los medios de comunicación, el documento señala que tienen obligación de discernir: «Deberían informarse acerca de los medios de comunicación, sus estructuras, sus modos de actuar y sus contenidos, y hacer opciones responsables, de acuerdo con sólidos criterios éticos, sobre lo que conviene leer, ver o escuchar». Esta responsabilidad concierne en particular a los padres, que «por el bien de sus hijos y por el suyo propio», tienen que «aprender y poner en práctica su capacidad de discernimiento como telespectadores, oyentes y lectores, dando ejemplo en sus hogares de un uso prudente de los medios de comunicación».

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.