El alemán con menos esfuerzo, gracias a la nueva ortografía

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Colonia. El aprendizaje del alemán resultará algo más sencillo a partir de ahora, gracias a las nuevas reglas ortográficas que simplifican considerablemente la escritura de este idioma. Los medios de comunicación de los países de habla alemana han comenzado a utilizar la nueva ortografía este verano, un año después de su entrada en vigor.

Los ministros de Cultura de Alemania, Austria y Suiza aprobaron la reforma de la ortografía en julio de 1996 con el ánimo de reducir el alto número de excepciones a la regla que contemplaba la escritura del idioma. Junto a la adaptación fonética de los extranjerismos, las nuevas leyes ortográficas comprenden, entre sus aspectos más importantes, cambios en las reglas de separación de palabras, en la escritura de mayúsculas y minúsculas y en la composición, a la vez que prevén un uso más moderado de los signos de puntuación.

La reforma ortográfica entró en vigor el 1 de agosto de 1998, fecha en que los colegios dejaron de enseñar a sus alumnos las viejas reglas y los diccionarios empezaron a editarse regularmente usando la nueva ortografía.

Las agencias de noticias decidieron de mutuo acuerdo empezar a aplicar las nuevas reglas un año más tarde, lo cual ha movido a los periódicos -en su mayoría abiertamente contrarios a la reforma- a hacer también uso de ellas, ya que resultaría muy trabajoso adaptar todos los servicios informativos antes de publicarlos. Sin embargo, las agencias no han adoptado todas las reglas prescritas por los ministros. Entre otras cosas, se niegan a «alemanizar» los préstamos léxicos provenientes de lenguas modernas como el inglés o el francés y a prescincir del uso de comas, pues la reforma reduce de 52 a 9 los casos en los que ha de colocarse este signo ortográfico y esto, en opinión de las agencias, podría entorpecer la lectura de los comunicados en la radio.

Pese a que las nuevas leyes simplifican claramente la escritura del alemán, la población no las ha acogido con agrado. Prueba de ello son las más de 50 iniciativas ciudadanas y 30 juicios en contra que han fracasado a lo largo de estos años y que se negaban a aceptar el control del Estado sobre la lengua. Tan sólo en Schleswig-Holstein, según decidieron los ciudadanos en un referéndum hace poco más de un año, las escuelas siguen enseñando las leyes antiguas, aunque la resistencia a adoptar la nueva ortografía no tiene sentido alguno si el resto del país hace uso de ella.

Las viejas reglas de escritura podrán seguir usándose hasta el 31 de julio del 2005. Hasta entonces, las dos ortografías serán correctas, aunque a partir de ahora se considerará las viejas leyes como anticuadas. Según indica el Frankfurter Allgemeine Zeitung (2-VIII-99), «después de la reforma habrá que convivir durante mucho tiempo -tal vez para siempre- con varias reglas ortográficas, pero mucho más irracional sería el intento de querer conservar las viejas leyes a toda costa, ya que entonces se forzaría la coexistencia de varias ortografías del alemán.»

Los que a corto plazo se beneficiarán de las ventajas de la reforma serán sin duda aquellos que empiecen ahora a aprender el idioma, pues las nuevas reglas ortográficas, debido a su lógica sistematización, facilitan que en muchos casos se pueda escribir intuitivamente sin cometer errores. Los dictados en los colegios han demostrado que los alumnos cometen menos fallos, también porque en ocasiones se puede escribir una palabra de diferentes maneras. Vicente Poveda.

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