Gaudí: en busca de una mayor libertad

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Gaudí: en busca de una mayor libertad

Patio interior de la Casa Batlló (Barcelona) revestido de baldosas de cerámica vidriada (Foto: Casa Batlló)

La obra de Antoni Gaudí (1852-1926) es conocida internacionalmente. A los japoneses –por ejemplo– les fascina la originalidad y la belleza del Templo de la Sagrada Familia, quizá su obra más conocida y visitada, pese a estar inacabada. La mayoría de sus obras han sido estudiadas e interpretadas y, por supuesto, fotografiadas infinidad de veces; pero Madrid no ha acogido una muestra como la de Centro Centro desde hace más de veinte años. La exposición Gaudí está siendo un éxito y ha sido prorrogada veinte días más. ¿Qué tienen las obras de Gaudí que atraen a miles de visitantes de todo el mundo? ¿Por qué resulta tan atractiva su arquitectura y su personalidad?

El esfuerzo de Charo Sanjuán, comisaria de esta muestra, por reunir planos, dibujos, maquetas, muebles, elementos arquitectónicos, cerámica e incluso fotos históricas, se refleja espléndidamente en la exhibición, la cual se centra sobre todo en los edificios que pertenecen actualmente al Patrimonio Mundial de la UNESCO: el Parc Güell, el Palau Güell y la Casa Milà –“La Pedrera”–, la Casa Batlló, la cripta de la Colonia Güell, la Casa Vicens y la cripta y la fachada de la Natividad de la Sagrada Familia.

Algunos planos y dibujos que se exhiben son los originales de esas obras, y las maquetas (de lo mejor que hay) asombran por su fidelidad a las obras construidas. Evidentemente, lo que consigue la exposición es avivar el interés por viajar y conocer in situ los edificios de Gaudí. Los textos explicativos y las siete etapas, con las que se pauta el recorrido por las distintas salas, ayudan a centrarse en la comprensión de su trabajo arquitectónico.

El libro de la naturaleza

Lo que se pone de manifiesto en esta presentación de las obras de Gaudí es la originalidad y el simbolismo de sus formas, la alegre ornamentación naturalista de sus edificios, y la variedad de texturas y colores de los materiales que emplea. Pero sobre todo sorprende, y no pasa inadvertida, su inspiración en la naturaleza, percibida ya en su trabajo artístico con la solera de lo intemporal, lo único y universal. Algunos detalles que solo descubre la mirada atenta parecen sacados directamente del gran libro de la naturaleza. “El arquitecto del futuro –decía Gaudí– se basará en la imitación de la naturaleza, porque es la forma más racional, duradera y económica de todos los métodos”.

Maqueta de la Casa Milà (1906-1912), “La Pedrera”; Escala 1:150, yeso, 145,4 x 240 x 180 cm. Realizada por el Taller de Maquetes, Escola Tècnica Superior d’Arquitectura del Vallès, UPC. Foto: APL.

De joven, Gaudí padeció reumatismo y tuvo que pasar tiempo en cama; quizá por eso desarrolló una gran capacidad de observación. Su amor por la naturaleza: los pájaros, las montañas o los viñedos empezaron a nutrir su imaginación y a manifestarse después en las formas orgánicas de sus edificios. En ellas se descubren tanto las estalactitas de una cueva como las conchas o caracolas marinas. La cubierta ondulada de la Casa Batlló, una especie de mansión encantada, podría asemejarse tanto al lomo de un lagarto con piel de escamas como a un habitante marino.

También las fachadas serpenteantes de “La Pedrera” o las del templo expiatorio de la Sagrada Familia nos remiten al oleaje marítimo o a la estructura de un bosque. “El interior del templo –decía Gaudí– será como un bosque. Los pilares de la nave principal serán palmeras: son los árboles de la gloria, del sacrificio y del martirio. Los de las naves laterales serán laureles: árboles de la inteligencia”. El templo de la Sagrada Familia fue el proyecto de su vida. Gaudí era creyente y en esa obra empeñó todo su talento: se implicó a fondo, entregándose en cuerpo y alma y aguzando su ingenio; recaudó donativos para que no se interrumpiera la construcción del templo, pero a la vez era consciente de que la obra duraría muchos años, y por eso decía: “Todo lo que suele perdurar en el tiempo sufre interrupciones”. Montserrat Rius, que trabajó en su casa del Parc Güell, lo describía como un hombre “muy sencillo y tranquilo”, y añadía: “Era feliz si alguien le ayudaba, pero solo para lo necesario”.

Volver al origen

Para Gaudí, la originalidad consistía en volver al origen… “Original es aquello que vuelve a la simplicidad de las primeras soluciones”. Pero detrás de esas formas originales de sus edificios resalta su genio constructor. A veces, con soluciones innovadoras, como los arcos catenarios utilizados en el Colegio de las Teresianas, una de sus primeras obras, o los arcos funiculares que empleó más tarde. En todos estos sistemas constructivos o estructurales impera la racionalidad: las columnas, arcos o bóvedas cumplen su función estructural; no son una mera decoración.

Detalle de baldosas de cerámica vidriada en la sala de fumadores de la Casa Vicens (inspirada en las flores del jardín). / Parc Güell: pieza hexagonal de trencadís ca. 1904: Cátedra Gaudí, ETSAB, UPC, Barcelona.

También es admirable su maestría en la utilización de los materiales, al lograr hacer con la piedra poesía; o una sinfonía de color con la cerámica vidriada, o con los mosaicos de cerámica quebrada de trencadís. Y no menos admirables son sus diseños en hierro forjado, como los que realizó para “La Pedrera”, una auténtica joya de inventiva y plasticidad, lograda sin duda gracias al oficio de calderero que aprendió y heredó de su familia.

Una de las experiencias más interesantes de esta exposición consiste en comprender el sistema estructural espacial inventado por Gaudí. En la sala central de la muestra está suspendida del techo una maqueta polifunicular, realizada con cuerdas, plomos y acero, que permite hacerse una idea del recurso que utilizaba Gaudí (mediante curvas funiculares) para construir bóvedas como la de la Cripta de la Colonia Güell o la de la Sagrada Familia. Si a la forma curva que adquiere un cable, sujeto por sus extremos y suspendido entre dos puntos, le llamamos catenaria, una curva funicular es una catenaria deformada por cargas puntuales (plomos). En definitiva, un arco que se va rompiendo con tramos rectos. El efecto final de la maqueta se consigue mirando al espejo situado en el suelo, en el que se refleja cómo quedaría la bóveda formada por esos arcos.

Maqueta polifunicular, realizada por Caius Mujal, y su imagen (invertida) reflejada en el espejo. Fotos: APL.

Su singular modo de trabajar, visualizando el trabajo antes de comenzarlo, convirtió su taller en un laboratorio de experimentación de formas orgánicas. Su gran imaginación y virtuosismo se aliaba con el estudio y el trabajo minucioso para diseñar todos los detalles. Tenía una concepción total y unitaria de cada proyecto, de tal modo que la decoración, el mobiliario y los demás aspectos quedaban integrados en el conjunto. Gaudí describe al arquitecto como “el hombre sintético, que ve las cosas claramente de conjunto antes de que estén terminadas, que sitúa y liga los elementos en su relación plástica y en la justa distancia”. En la exposición también se pueden ver algunos de los muebles diseñados por el artista catalán: una silla ergonómica de madera de la Casa Calvet, y varios tiradores y pomos de puertas de la Casa Milà.

Espíritu libre

La rica herencia artística del arquitecto catalán revela su espíritu libre, su afán por encontrar una libertad mayor que trascendiese el mero objeto material. Gaudí realiza su trabajo creativo desde la autenticidad de su propia vida. Al margen de opiniones críticas, va entresacando ideas de la historia y, de una manera sutil, las hace suyas al crear su propio estilo… Pero, sobre todo, explora territorios poco conocidos de la arquitectura de entonces y se mueve con soltura por sus límites, adentrándose en espacios no ortogonales o rectilíneos. Ahora son moneda común, como la arquitectura de Frank Gehry, o antes la de Le Corbusier en la Capilla de Ronchamp. Gaudí busca el equilibrio, y tiene claro cómo hacerlo: “Para la armonía, esto es, el equilibrio, es necesario el contraste: luz y sombra: continuidad y discontinuidad: convexidad y concavidad…”. Comparando en la exposición las casas de Gaudí: Vicens (1888), Calvet (1898), Batlló (1904-12) y Milá (1906-12), de las que se muestran plantas y maquetas, se puede observar la evolución del artista catalán hacia una arquitectura más orgánica, tendente a las curvas y a formas más atrevidas.

El contexto histórico que rodea la obra de Gaudí no solo es interesante sino revelador: el cubismo de Picasso y Braque (1907-17); la revolución rusa de 1917; y el más influyente y cercano: el grupo de amigos artistas del modernismo catalán (1885-1920). Dalí pensaba que Gaudí había sido precursor del surrealismo (en la exposición aparece en un vídeo). Pero tal vez el denominador común fuera el anhelo por transformar la sociedad, por buscar una mayor libertad, aunque fuera de distintas formas. Gaudí lo hace desde su propia vida, y por eso decía: “Para hacer las cosas bien es necesario: primero, el amor; segundo, la técnica”.

Un comentario

  1. Estos días he tenido la suerte de visitar Barcelona y las obras de Gaudí.
    La Sagrada Familia es un arte que habla a todo tipo de gente porque está basado en la naturaleza que es una maravilla De Dios, esto lo tenia muy claro Gaudí y es una maravilla que nos lo haga ver y nos lo grite con sus obras.

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