Según Justin Kroesen, catedrático de Historia Cultural, es importante que los templos sigan teniendo culto y estén abiertos, para que la gente aprecie el arte que contienen.

Una sala del Museo Universitario de Bergen (foto Justin Kroesen) El Prof. Justin Kroesen (Hoogeveen, Países Bajos, 1975) es catedrático de Historia Cultural en la Universidad de Bergen (Noruega) desde 2016 y conservador científico de la colección de arte religioso en el Museo Universitario de esa ciudad. En conversación con él, nos ha ilustrado la importancia que atribuye a los templos y a los tesoros que guardan. Entre 2004 y 2015, Kroesen fue profesor asociado de Historia del Arte Cristiano en la Facultad de Teología y Estudios Religiosos de Groninga (Países Bajos), donde había cursado sus estudios. En 2020 fue comisario de la exposición North & South en el Museum Catharijneconvent de Utrecht y el Museu Episcopal de Vic sobre arte medieval de Noruega y Cataluña. En 2021 ocupó la Cátedra del Prado en aquel museo madrileño impartiendo cuatro conferencias públicas y una serie de seminarios para doctorandos. Kroesen solicitó en 2015 al puesto de investigación disponible en el museo de Bergen como especialista en la “cultura material del cristianismo”, que estaba vacante. “Sabía que el Museo Universitario de Bergen poseía una colección única de mobiliario y utensilios eclesiásticos medievales como las encontramos en muy pocos lugares de Europa. Entre sus tesoros hay tallas marianas del siglo XIII importadas desde el norte de Francia, una casulla del siglo XIII de seda hispanomusulmana, una capa pluvial inglesa del siglo XV, retablos de estilo gótico traídos del Norte de Alemania (Lübeck). Enseguida entendí lo que iba a dar de sí todo aquello: investigar piezas específicas, organizar una exposición internacional y publicar un catálogo de la colección. Este último deseo se ha hecho realidad el pasado mes de enero con un libro publicado en tres idiomas: inglés, alemán y noruego”. Una constelación de iglesias medievales El enfoque de la investigación sobre la colección dio un giro con su llegada: “Mis predecesores habían estudiado los objetos principalmente desde una perspectiva religiosa, poniendo el énfasis en su contenido y su función en la liturgia y para la devoción. Desde el principio, yo opté por un enfoque desde la historia cultural, con preguntas como ¿dónde fueron producidos estos objetos y qué nos indica su estilo?, ¿y qué nos dice esto sobre las redes económicas y culturales que existían en aquel entonces entre Noruega y el resto de Europa?, ¿qué significa esto para la posición de Noruega en la Europa medieval? Siempre digo que nuestra colección es tanto regional como internacional. Los objetos vinieron al museo desde pequeñas iglesias del oeste de Noruega, pero sus estilos, técnicas e iconografías muestran las numerosas conexiones del pueblo noruego con el resto de Europa e incluso más allá, hasta Medio Oriente y Asia Central” Justin Kroesen ha visitado muchas iglesias por todo el continente. Para él, una iglesia medieval de Finlandia es igual de interesante que una en Italia. “Hasta el siglo XVI toda Europa Occidental estaba unida religiosamente bajo el papado en Roma. Eso significa que la cosmología, la teología, la moral, la liturgia, y por eso también el arte, eran, en grandes líneas, iguales entre Norte y Sur”. “Si eliminamos las iglesias, la silueta de ciudades como Pisa, Colonia o Toledo quedarían incluso irreconocibles” Su curiosidad intelectual al servicio de la investigación no le permite conformarse con guías, fotografías o vídeos. Entrar en cada iglesia. Esa fue la metodología de su tesis doctoral como explica él mismo: “En 1999-2003 escribí la tesis doctoral en la Universidad de Groninga sobre los retablos medievales en España. Me interesa sobre todo el gran ‘paisaje artístico’ de la Europa medieval antes de la Reforma. Este enfoque europeo comparativo es lo que más me interesa. He investigado iglesias en los Países Bajos, Alemania, España, Noruega y Suecia, pero también he trabajado en Bélgica, Inglaterra, Francia e Italia”. Que los templos estén abiertos Ante el problema de la secularización que va vaciando los templos, el profesor holandés hace una reflexión: “El mejor escenario desde el punto de vista del patrimonio, es que las iglesias conserven su función original y sigan utilizándose para lo que fueron construidas. Dada la actual secularización, en muchos casos esto ya no es factible. Pero la historia de un edificio eclesiástico no termina cuando la parroquia o la congregación se van. Se presentan entonces varias opciones. Obviamente, que lo compre una empresa inmobiliaria es la mayor amenaza. Con ellos ya no hay lucha posible. Pero cada vez se ven más ejemplos de buenas soluciones, por ejemplo, destinar el edificio a algo cuya finalidad principal no sea generar lucro económico. Lo que me parece importante es que estas iglesias conserven el carácter público que las ha caracterizado durante siglos. Para esto, es importante que estén abiertas, incluso las que tienen uso religioso. Y eso ocurre raramente, por lo menos en los Países Bajos y en España. En Inglaterra o Alemania se encuentran abiertas mucho más a menudo. Aquí se aplica el dicho ‘lo que no se conoce no se ama’. No se puede esperar que un pueblo se comprometa a la conservación de unas iglesias que están cerradas y que no conoce”. La fascinación por su tema de investigación le viene de niño, cuando viajaba con sus padres y entraban a ver iglesias durante las vacaciones. “Ahora como profesional, conocer bien las iglesias medievales es para mí la mejor manera de entender Europa. Si eliminamos las iglesias, la silueta de ciudades como Pisa y Colonia o Toledo, por poner algún ejemplo, quedarían incluso irreconocibles. Así, las iglesias son portadoras de una identidad colectiva que en nuestra sociedad individualizada es cada vez más importante para la cohesión social”. Patrimonio religioso En una de las conferencias que impartió en el Museo del Prado explicó que tanto la iglesia como el museo tienen una función propia respecto al patrimonio religioso de un país. Entre los dos, conservan la mayor parte de nuestra historia del arte. “Gran parte de lo que encontramos en museos hoy originalmente estaba en iglesias, pero pocos museos saben reconocer este valor religioso. Por otra parte, las iglesias, al margen de ser espacios para el culto, siempre han funcionado como museos avant la lettre para la conservación de lo que se consideraba espacialmente valioso. Yo creo que la Iglesia debería cumplir esta función con más brío abriendo sus puertas a toda la sociedad. En Inglaterra, las catedrales son más visitadas que nunca porque son espacios abiertos para cultura y la religión”. Una iglesia es sencillamente “diferente”, dice Kroesen. “En cuanto se cruza el umbral, se entra en un espacio que remite a otra dimensión, a una realidad superior a nosotros mismos. Tanto si crees como si no, no puedes escapar de este sentimiento en una iglesia”.

“Conocer las iglesias medievales es la mejor manera de entender Europa”

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