«Prefiero encender una vela a maldecir la oscuridad»

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Michael Cook entrevista en Perspective (Sydney, otoño 2003) a Heriberto Schoeffer, un banquero que se ha convertido recientemente en productor de cine en Hollywood. Schoeffer piensa que hay una gran demanda insatisfecha de cine para todos los públicos, que estas películas pueden contribuir a mejorar la cultura moderna y que, además, es un negocio rentable.

Heriberto Schoeffer vive en Los Angeles. Es argentino. Está casado y tiene tres hijos. Trabajaba en la banca, pero hace poco tiempo decidió crear una productora de cine en Hollywood, IMMI Pictures. Su objetivo es hacerse un hueco en el nicho de películas para todos los públicos. Pero para eso tiene que convertir su empresa en una «pequeña de las grandes», como Miramax o New Line. Así, los problemas económicos no le impedirán renunciar a su idea original.

Según Schoeffer, el poder del cine en la cultura moderna es tan grande que las películas con valores positivos pueden contribuir a mejorar esa misma cultura: «Es como si quisieras construir un vehículo que no solo no contaminara el medio ambiente, sino que lo mejorara, emitiendo oxígeno en lugar de monóxido de carbono. No queremos hacer películas que no dañen; queremos hacer películas que hagan bien».

El control creativo es el sueño de todo productor. Pero Schoeffer ha tenido tal poder de convicción que se ha rodeado de un equipo de profesionales con talento -Dieter Huckestein, presidente de Hoteles Hilton; Joseph Cohen, presidente de Canadian Entertainment Investors; Stephen McEveety, productor de ICON- que están facilitando la realización del sueño.

Su primera película, Delivering Milo, se presentó al festival de Cannes, en 2000. No es una gran película, pero es fresca e inusual. «Fue una buena carta de presentación». Actualmente, Schoeffer trabaja en su segundo film, Suddenly Yours. Su tesis es sencilla: «Si consigues que una película de cada diez sea un blockbuster, eso te cubre las pérdidas de las otras nueve. Algo así ocurre en el béisbol: golpeas diez veces; cinco no das; luego golpeas y llegas a la primera base; luego a la segunda; y, al final, completas la carrera.

«Empezaré con dos películas al año. Luego incrementaré la producción hasta que alcance la masa crítica y los ingresos de producción continuos suficientes para justificar los nuevos proyectos y ganarme la credibilidad de los empresarios de las salas».

Según el productor, hay una enorme demanda insatisfecha de este tipo de películas. De las 25 películas más taquilleras de Hollywood hasta la fecha, 11 son para menores de 13 años acompañados, 11 para todos los públicos y 3 infantiles. Además, no hay ninguna con las tres calificaciones más altas. Esto significa que, al contrario de lo que se cree, las películas family-friendly son muy rentables (es el caso de Harry Potter o El Señor de los Anillos). Por eso «creo que ahora es el momento: lo que ha ocurrido en el cine de Hollywood en los últimos 40 años ha influido en la creatividad de las últimas dos generaciones. Para cambiar los valores de Hollywood, hay que estar en Hollywood; y yo voy a intentarlo. En el logotipo de IMMI, la segunda ‘I’ termina en una llama porque tengo claro que prefiero encender una vela a maldecir la oscuridad».

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