EE.UU.: el récord de taquilla no sale rentable a los exhibidores

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En 1999, la venta de entradas en los cines de Estados Unidos volvió a batir récord: 7.400 millones de dólares, un 8% más que el año anterior. Sin embargo, este éxito encubre la crisis que atraviesa el sector de la exhibición. Las cuatro mayores cadenas de cines del país (GC, Loews, AMC y Carmike) pierden dinero y sus acciones han bajado entre el 25% y el 50% en los seis últimos meses.

El aumento de la recaudación solo en parte se debe a la mayor asistencia de público, que subió un 4% (hasta 1.540 millones de espectadores) el año pasado. La otra parte se debe al aumento de precio de las entradas. De todas formas, se confirma que han pasado los malos tiempos en que las salas perdían espectadores: desde 1988, la venta de entradas ha subido un 40%. Pero los exhibidores no consiguen sacar provecho, porque en el mismo periodo el número de pantallas ha subido (+47%), de modo que su rentabilidad ha disminuido. Ahora hay una pantalla por 8.000 habitantes, y la venta de entradas por pantalla ha bajado un 11% entre 1993 y 1998.

Los datos ponen en cuestión la estrategia seguida por los exhibidores en los últimos años, comenta The Economist (15-I-2000). Así como las salas tradicionales fueron siendo sustituidas por los multicines en la década de los 80, la tendencia siguiente ha sido hacer «megacines» (con quince o más pantallas, asientos en gradas y sonido digital). Estos nuevos complejos efectivamente han atraído a más espectadores; pero se ha acabado construyendo más de los que el mercado puede alimentar.

Con la multiplicación de pantallas concentradas en pocas manos, las cadenas de cines pretendían adquirir una posición de ventaja frente a Hollywood. Las productoras siempre han impuesto sus condiciones a los exhibidores, más aún desde que las majors se metieron en el negocio de la distribución, que también dominan. Pero, pese a los megacines, Hollywood sigue mandando, y las cadenas de salas no han logrado pagar menos por las películas. De hecho, el récord de taquilla del año pasado se debe, en buena parte, a otro récord que es mérito de las productoras, no de las salas: 17 películas recaudaron más de 100 millones de dólares. Ellas solas dieron más de un tercio de la taquilla total en 1999.

Esto último es índice de otra tendencia del cine norteamericano: la concentración de los beneficios para las productoras en unos pocos éxitos. Por término medio, una película cuesta 78 millones de dólares (incluida la promoción) y produce 45 millones en taquilla. Así, Hollywood dedica sus mayores esfuerzos a unos cuantos títulos pensados para arrasar. Sin embargo, ocurre que no son esas las películas que dan más beneficios, sino las de presupuesto medio o bajo que resultan éxitos inesperados. El film más rentable de 1999 fue El proyecto de la bruja de Blair, de la modesta productora Artisan Entertainment, que costó menos de 100.000 dólares y dio más de 140 millones en taquilla.

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