Sus padres lucharon por el derecho al aborto, y ellos son pro-vida

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Bajo el título «Sorpresa, mamá: soy anti-abortista», el New York Times (30 marzo 2003) publica un reportaje de Elizabeth Hayt sobre la difusión de la postura pro-vida entre los jóvenes de Estados Unidos.

Una encuesta realizada por el New York Times y por la cadena de televisión CBS en enero pasado revela que la proporción de jóvenes entre 18 y 29 años a favor del aborto libre es el 39%. En 1993, esa opinión era sostenida por el 49%.

«No creo en el aborto en ninguna circunstancia, tampoco en caso de violación. Pienso que sería mejor anular la sentencia Roe v. Wade», declara Afton Dahl, de 16 años, alumna de una escuela de Minnesota. Su punto de vista sobre el aborto no tiene nada que ver con el de sus padres. Su madre, Fran, enfermera de 47 años, es pro-choice, aunque señala que «no es la opción que yo, personalmente, habría tomado, pero quiero que se mantenga el derecho al aborto, por el futuro de las mujeres».

El contraste entre madre e hija ilustra los resultados de sondeos sobre el aborto como el realizado por la Universidad de California en Los Angeles entre 282.548 estudiantes de 437 escuelas: el 54% de los encuestados se manifestaban favorables a que el aborto sea legal. En 1993 tenían esa postura el 67%.

Jillynne Raymond, de 41 años, profesora en la escuela donde estudia Afton, declara que «los adolescentes tienen opiniones sólidas, como pasaba en los años 70, cuando yo era adolescente. La diferencia está en que, entonces, la mayoría de los mensajes eran pro-choice. Como mujer, yo exigía el derecho al aborto. El argumento principal era no permitir al gobierno que me dijera qué tenía que hacer con mi cuerpo. Ahora -dice la profesora de sus estudiantes- la mayoría es pro-vida».

El reportaje del New York Times recoge algunas de las razones por las que -según distintos expertos- la gente joven de hoy es más favorable a restringir el aborto, en contraste con la postura manifestada por sus padres cuando tenían su edad. Entre esas razones, está el descenso (un 21%) del número de embarazos de adolescentes en los últimos diez años, lo que ha reducido la demanda de abortos. También se cita la mayor aceptación social de las madres solteras, así como el desarrollo de la tecnología de los ultrasonidos, que ha mostrado el rostro humano del feto. Por otro lado, dar un hijo en adopción ya no es un estigma, y ahora resulta mucho más fácil gracias a la demanda de parejas infértiles. También se alude a la mayor preocupación por el SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, que ha llevado a los jóvenes a ser más cautos. Los estudios señalan que disminuye el número de estudiantes que tienen relaciones sexuales y sube el uso de anticonceptivos.

La autora del reportaje señala -como la clave de lo que ella llama «la difusión de la postura conservadora entre la gente joven»- «la receptividad [de los jóvenes] al mensaje de los antiabortistas, que han reorientado el enfoque del debate, trasladando el énfasis de los derechos de la mujer a los derechos del feto».

Kelly Kroll, alumna de Boston College y presidenta de American Collegians for Life, declara que ella es «una superviviente del holocausto del aborto», gracias a que fue adoptada. «Yo misma y mis compañeros nunca hemos conocido un mundo en el que el aborto no estuviera legalizado. Queremos hacer realidad que ninguno de nosotros pudiera haber sido abortado».

David J. Garrow, historiador de Emory University, especializado en legislación sobre aborto, señala que «no debemos sorprendernos del efecto que ha tenido en los jóvenes de 12 a 14 años la gran atención prestada por los medios en los últimos siete u ocho años al partial-birth abortion», también llamado por dilatación y extracción, un tipo de aborto tardío que consiste en extraer al feto vivo, excepto la cabeza, y aspirar la masa encefálica para aplastar el cráneo, de modo que pueda salir fácilmente por el canal del parto. El reportaje señala que los contrarios al aborto celebraron la aprobación en el Senado, el pasado 13 de marzo, de un proyecto de ley que prohíbe este método. Se espera que pronto la ley se apruebe también en la Cámara de Representantes y sea firmada por el presidente Bush.

También pueden haber contribuido al cambio de opinión entre los jóvenes las iniciativas para promover la abstinencia hasta el matrimonio. Según el Allan Guttmacher Institute, una ONG vinculada a Planned Parenthood, desde 1996 el gobierno federal ha destinado 50 millones de dólares anuales a estos programas, que se han impartido en el 35% de las escuelas del país.

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