Portugal: nuevo intento de legalizar el aborto a petición

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El próximo 11 de febrero los votantes portugueses podrán pronunciarse sobre la legalización del aborto a petición durante las 10 primeras semanas del embarazo, en un referéndum que repite la propuesta ya hecha en 1998 y que entonces fue rechazada.

La ley portuguesa en vigor ya permite el aborto: 1) en cualquier momento de la gestación, si es el único medio de evitar a la embarazada un peligro de muerte o de lesión física o psíquica grave e irreversible; 2) hasta las primeras 12 semanas, si es solamente «indicado» y no el «único medio» para resolver cualquiera de los supuestos anteriores; 3) hasta las 16 semanas, si el embarazo se debe a violación; 4) hasta las 24 semanas, en caso de «grave enfermedad o malformación congénita» del feto.

Por lo tanto, lo que ahora se plantea es la legalización del aborto a petición. Ahora los 9 millones de portugueses votantes tendrán delante la pregunta: «¿Aprueba usted la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo si es realizada, por opción de la mujer, en las primeras diez semanas, en un establecimiento sanitario legalmente autorizado?».

Del lado del «sí» se promete acabar con la humillación de juzgar a mujeres que abortan, y combatir el aborto clandestino, sobre el que se aducen alarmantes «datos»: aseguran que en Portugal se producen de 20.000 a 40.000 abortos clandestinos anuales, por los que miles de mujeres deben recibir atención hospitalaria, y muchas otras son condenadas.

En realidad, la ley portuguesa no es más restrictiva que la española, pero los supuestos de despenalización admitidos se aplican estrictamente: así, mientras en España se produjeron 85.000 abortos en 2005, en Portugal fueron 906 abortos legales; en ese año hubo 73 casos, y no millares, de mujeres atendidas en hospitales por consecuencias de abortos clandestinos, que se estiman en torno 1.800 anuales. Y aunque unas 25 mujeres fueron llevadas a juicio por casos de abortos clandestinos, fueron absueltas o condenadas a una multa, con lo que ninguna mujer está en la cárcel por este motivo.

Un escenario político distinto al de 1998

El referéndum del 11 de febrero repite la pregunta que ya se realizó en el de 1998, pero en un escenario político distinto. En 1998 comunistas y extrema izquierda (8,5% de los votos en las legislativas) estaban del lado del «sí»; socialdemócratas (34%) y centristas (9%) estaban a favor del «no»; y los socialistas, aunque en el gobierno y con el 43% del electorado, tenían una postura de «sí, pero», ya que su líder y primer ministro estaba por el «no».

Así que se esperaba una victoria del «sí», como lo indicaban todas las encuestas previas al referéndum, que al final dictaminó la victoria del «no» por 44.000 votos más que el «sí». Un resultado que divide el país en dos, como se ve en la imagen.

Ahora algunas cosas son distintas. El gobierno socialista apuesta fuerte por el «sí», con el primer ministro Sócrates muy activo. Además de su partido, con mayoría absoluta en el parlamento y el 45% del electorado, están a favor de la reforma los comunistas (7%) y los de extrema izquierda (6%). Por el «no» se pronuncian solo los centristas (7%), un partido que además está profundamente dividido en su interior por otras razones. Los socialdemócratas (28%) no tienen posición oficial, aunque su líder ya manifestó estar por el «no».

Se prevé que el presidente de la República, Cavaco Silva, elegido hace un año, no se pronuncie en ningún sentido, para mantener su imparcialidad. Las encuestas -se han hecho 12- apuntan de nuevo a una victoria del «sí», aunque con menos ventaja que en las encuestas de hace 9 años.

Confusión sobre la pregunta

La pregunta es la misma que en 1998, pero se ve que es cada vez más difícil comprender de qué va el asunto. En el debate público, todos -«sí» y «no»- dicen que el aborto es un mal, que nadie quiere encarcelar a las mujeres que abortan. Todos dicen estar por la vida y por la mujer, sólo que unos dicen «sí» y otros «no».

El «no», representado sobre todo por grupos cívicos ajenos a los partidos, está haciendo hincapié en que la nueva ley aumentaría el número de abortos y, con eso, el sufrimiento de las mujeres. Se exige más apoyo a la maternidad: en Portugal una familia con una renta anual de 20.000 euros y dos hijos mayores de 1 año, recibe un subsidio anual del Estado de 580 euros.

La confusión y el cansancio del debate se reflejan en los datos de las encuestas. Menos del 50% del electorado está decidido a votar. Y lo más curioso es que aunque la mayoría está a favor del «sí», son más (el 45%) los que dicen que no se debe autorizar el aborto «cuando la madre no desea tener un hijo», que es precisamente lo que se somete a referéndum.

Resistencia del sector médico

El ministro socialista Correia de Campos, en entrevista a la agencia Lusa, declaró que era muy bajo el número de abortos realizados en el sistema público hospitalario. Para que pueda haber más abortos realizados al abrigo del sistema nacional de salud pretende concertar a clínicas privadas, en concreto a españolas, pues prevé que los hospitales públicos se resistan.

A la cadena SIC reconoció, días después, que si se aprueba la liberalización, el aborto será considerado como cualquier otro acto médico y los servicios de ginecología y obstetricia de los hospitales públicos tendrán que realizarlos, o bien encaminar a las mujeres al sector privado, por cuenta del presupuesto del hospital. Según la cadena SIC, Correia de Campos se inspiró, en muchas de estas intenciones, en la ley española.

En España, el 97% de los abortos se realizan invocando el riesgo para la salud de la madre, lo que en la práctica se reduce al peligro para la salud psíquica, certificado por un psicólogo que proporciona la propia clínica abortista. En Portugal, un informe de la Orden de Médicos realizado en 2004 por psiquiatras afirmaba que no es el embarazo lo que puede causar daños psíquicos, y si estos existen, el aborto puede empeorarlos. El informe consideraba que la aplicación de la ley portuguesa a este respecto es correcta, pues obedece a «criterios científicos»; en cambio, en España se da «una práctica negligente y abusiva de la ley» (ver Aceprensa 164/04).

Dinamismo de la sociedad civil

La blogosfera es la gran novedad con respecto al debate anterior, como espacio de discusión alternativo a la prensa, radio y televisión, y en ella el número de voces por el «no» supera con creces a las del «sí»: un panorama inverso al de los otros medios. En estos medios tradicionales la preferencia -no siempre expresa- por la liberalización es patente, aunque no faltan excepciones. «Correio da Manhã», el diario con más tirada del país, publicó su estatuto editorial donde se afirma defensor de la vida y de la familia. «Sol», semanario fundado hace cuatro meses por José António Saraiva, agnóstico, antiguo director del «Expresso», semanario de referencia, se expresó varias veces en defensa incondicional de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Y naturalmente «Radio Renascença», emisora del episcopado, la radio con más audiencia.

El dinamismo de la sociedad civil es otra novedad. Se han inscrito 14 grupos cívicos del «no» y 3 del «sí», cada uno con al menos 5.000 firmas. En 1998 eran 4 grupos del «no» y 3 del «sí». Si los partidarios del «sí» ya tienen voz en los partidos socialista, comunista y de extrema izquierda, los partidarios del «no» solamente se van a poder oír a través de los grupos cívicos que participan en la campaña del referéndum.

Otro elemento nuevo es el interés inusual con que la prensa nacional está siguiendo todo lo que digan, escriban o prediquen los obispos y hasta los curas de aldea, cuando lo «normal» es el desinterés. Un interés inusual pero no del todo inesperado. Es patente que se quiere presentar el «no» como algo reducido a la Iglesia católica, y dentro de ella a las voces oficiales, asociándola a citas, contextos y lugares no del todo representativos de su mensaje.

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