Paradojas de la maternidad subrogada

publicado
DURACIÓN LECTURA: 5min.

“La filiación no es una cuestión biológica”, ha declarado la abogada de dos ciudadanos franceses que han ganado sendas demandas al gobierno de su país. Uno y otro reclamaban que fueran inscritos en el registro civil unos hijos que habían obtenido por maternidad subrogada en la India, en 2009 y en 2010, respectivamente. El 21 de julio, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sentenció a su favor.

Francia –como España, Italia y otros países– no permite la maternidad subrogada: sostiene que cosifica el hijo, explota y degrada a la gestante, y mercantiliza la generación humana. Considera nulos los contratos de alquiler de útero, y por eso rehusó validar la paternidad de los demandantes. Los niños, por tanto, no tenían otra documentación que los certificados de nacimiento expedidos en la India, y en Francia eran como extranjeros.

Tras varias vicisitudes, en 2013 la Corte de Casación decidió denegar la inscripción tanto en un caso como en el otro. El recurso al TEDH ha acabado como cabía esperar, después de que, en 2014, los jueces de Estrasburgo hubieran fallado contra Francia en otros dos casos semejantes, de sendos matrimonios que habían empleado madres sustitutas de California.

La maternidad subrogada impugna la naturaleza para los donantes de gametos y las mujeres gestantes, y la afirma para el progenitor biológico que la contrata

Tras aquellas sentencias, la Corte de Casación cambió de criterio. Desde el año pasado, admite la inscripción de un niño como hijo del “padre biológico”, pero no de la pareja de este, si la hay. El padre o la madre “de intención”, como se suele decir, no es reconocido en Francia, a no ser que haya adoptado al niño.

Esta concesión no es suficiente, según la abogada, puesto que “la filiación no es una cuestión biológica”. Así, dice, no aprobar la “paternidad intencional” es contrario al respeto a la vida privada y familiar (art. 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos). Aunque en esto, el TEDH no está conforme del todo: nunca ha dictaminado que la anterior práctica francesa violara el derecho a la vida familiar (no se impedía la convivencia de los hijos y los padres); sí el derecho a la vida privada, y solo de los niños. Las sentencias tampoco niegan a Francia el derecho de prohibir la maternidad subrogada; pero si un francés la emplea en el extranjero, el TEDH de hecho obliga a Francia a legalizar las consecuencias en atención al niño, para que no se vea privado de la ciudadanía, herencia, etc.

Antes, la Corte de Casación francesa no accedía, para no dar por bueno un fraude de ley. Pues por las mismas razones habría que admitir hechos ilícitos consumados en el extranjero: inscribir como padres a quienes recurrieran al tráfico de niños, o reconocer el matrimonio y los derechos consiguientes a un polígamo y sus esposas.

Fraude a la naturaleza

Se diría que, más aún que a la ley, la maternidad subrogada es un fraude a la naturaleza, justificado con la idea de que “la filiación no es una cuestión biológica”. Desde luego, este procedimiento hace de ella una cuestión bastante mercantil. El Corriere della Sera ha publicado un vídeo, tomado con cámara oculta, de una entrevista entre el representante de una agencia que se dedica a ese negocio y unos supuestos clientes. “Tenemos dos mil mujeres disponibles para escoger”, dice el vendedor.

Que hay comercio es evidente, y que las mujeres “para escoger” suelen ser de condición modesta y vulnerables a la explotación, es una razón principal del rechazo a la maternidad subrogada por parte de muchas feministas. A la vez, el “alquiler de útero” solo está al alcance de gente acomodada. El costo total está en 98.000-140.000 dólares en Estados Unidos, dice una agencia; otras de la India lo ofrecen por 35.000 dólares o menos, sin contar los gastos de viajes en el caso de los clientes extranjeros.

La maternidad subrogada es un fraude a la naturaleza, justificado con la idea de que “la filiación no es una cuestión biológica”

Para asegurar la paternidad del cliente, el principio de que “la filiación no es una cuestión biológica” se aplica a los donantes de gametos, que han de renunciar formalmente a toda pretensión de maternidad o paternidad sobre su descendencia. También se hace valer ante la gestante por cuenta ajena. Ahora sabemos más de los fuertes vínculos que durante el embarazo se forman entre la madre y el hijo, en virtud de factores biológicos, además de afectivos. En el vídeo del Corriere, el vendedor informa de que su agencia dispone de psicólogos que tratan a las madres portadoras para ayudarles a asimilar que los niños no son suyos y no han de apegarse a ellos.

La biología, negada selectivamente

Esta impugnación de la naturaleza es básica para las parejas homosexuales, puesto que es biológicamente imposible que dos personas del mismo sexo tengan hijos comunes. Sin embargo, el principio con que se justifica la maternidad subrogada no se lleva hasta el final. El fraude a la naturaleza se consuma no prescindiendo de ella, sino con su concurso. Quienes recurren a esta técnica no se contentan con adoptar: quieren hijos de su misma sangre, trasuntos suyos, que se les parezcan, aunque no pueda ser así con su pareja, si la tienen. Pero eso no debería importar, si de verdad “la filiación no es una cuestión biológica”.

A la criatura, cuando sea mayor, se le dará el mensaje contradictorio de que sus verdaderos padres son, por ejemplo, el “biológico” y el “intencional”, mientras que la otra mitad de su biología, la donante del óvulo, no cuenta para nada. Otra agencia podría suministrar psicólogos para ayudarle a asimilar semejante ficción.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.