Para prestar una buena atención al final de la vida

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Ni obstinación terapeútica ni eutanasia: los cuidados paliativos son el tratamiento adecuado para los enfermos terminales. Así dice la Declaración sobre la atención médica al final de la vida, elaborada por la Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL).

El documento, fechado el 11 de enero, comienza con unos datos que ponen de relieve la creciente necesidad de una buena atención médica al final de la vida. La mayor longevidad de la población se traduce en un aumento del número de personas con enfermedades incurables. Hoy los mayores de 65 años son el 16% de los españoles, y se espera que alcancen el 20% en los próximos veinte años. Actualmente, un 10% sufre enfermedades crónicas evolutivas, otro 10% tiene trastornos como demencia y entre el 30% y el 40% presenta algún tipo de dificultad o limitación para desarrollar sus actividades cotidianas. Solo por cáncer mueren en España más de 90.000 personas al año, y el dolor afecta al 70% de los enfermos terminales. La atención de estos pacientes exige nuevos esfuerzos también por los «cambios sociales, económicos y de valores, que han afectado a la estructura familiar y su papel tradicional en el cuidado de las personas enfermas».

Ante esta situación, «se produce un gran impacto en la calidad de vida y una gran necesidad de atención y apoyo», afirma la declaración. En el caso de los pacientes terminales, el principio y objetivo fundamental es «promover la máxima calidad de vida, dignidad y autonomía de los enfermos, teniendo en cuenta sus necesidades físicas, emocionales, sociales y espirituales, considerando al enfermo y su familia como una unidad a tratar». Por tanto, se debe evitar tanto la «obstinación terapéutica» como el «acortamiento deliberado» de la vida. Al contrario, «los objetivos de curar y de cuidar deben ser promovidos con la misma energía y convicción».

En favor de la eutanasia no se pueden alegar los sufrimientos físicos insoportables, ya que «en el control del dolor y de otros síntomas contamos con avances espectaculares». La desesperación de un enfermo suele tener otras raíces. «La petición individual o social de la eutanasia y el suicidio asistido deben ser considerados generalmente como una demanda de mayor atención y suelen desaparecer cuando se aplican los principios y la práctica de los cuidados paliativos».

Para asegurar la atención adecuada a los enfermos terminales, la declaración propone que se imparta a todos los médicos formación académica de pregrado, posgrado y continuada en cuidados paliativos.

A la declaración acompaña un diccionario de términos usados en el contexto de la enfermedad terminal. Uno de ellos es «eutanasia pasiva», que a menudo se aplica a la omisión de tratamientos inútiles. El Dr. Marcos Gómez Sancho, presidente del grupo de trabajo que ha redactado la declaración, ha comentado que la OMC se inclina por desterrar ese término, porque «se refiere a la práctica ética de no adoptar medidas fútiles, y llamarla eutanasia solo genera confusión» (Diario Médico, 15-II-2002).

Según datos oficiales correspondientes a 2000, en ese año había en España 206 programas de cuidados paliativos, con 400 médicos y otros 1.000 profesionales que atendían a 26.000 pacientes. España es, después de Gran Bretaña, el país europeo donde los cuidados paliativos están más desarrollados.

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